1. El presidente de
la República, (del PRI), Enrique Peña Nieto y sus asesores, muertos de
risa, ven como se desgañitan los políticos por alagar y entrarle al
“pacto” entre partidos, más tarde agrupaciones, asociaciones, clubes,
personalidades y los demás arrastrados. Da la impresión que regresa con
fuerza la antigua “cargada política”, pero ahora no solo de priístas
sino de todos los que ven la oportunidad de asirse y colgarse de algo
del presupuesto público. A nadie parece importarle que Peña haya
comprado los votos y a las autoridades electorales; lo importante es que
ya está en el gobierno y de él y su gabinete dependen todas las
decisiones. Esta sí debería ser una gran preocupación para los
polítólogos o sicólogos: ¿Hasta qué grado la mayoría de las personas
sólo busca acomodarse a cualquier situación, tal como decía Darwin?
2.
El llamado pacto político que “propuso” el PRI de Jaoquín Codwel días
antes que Peña tomara posesión, inicialmente sólo quería un juramento
del presidente en “santa paz”, sin tomas de tribuna o protestas dentro
del congreso, tal como sucedió. Pero ante la incondicionalidad y el
oportunismo del presidente del PAN (el tal Madero) y del PRD (el tal
Zambrano) se buscó firmar el pacto en Querétaro (cuna de la firma de la
Constitución). Es decir Peña y el PRI se montaron y les ha salido
maravilloso sin proponérselo. Ahora el tal pacto político, que durante
décadas se buscaba construir, redactar y proclamar, se ha acordado en
unas cuantas horas y el mismo Beltrones (quizá un poder tras el trono)
ha declarado que no se requiere unanimidad o que todos estén, que basta
con las principales fuerza políticas (el PRI y el PAN) para obtener un
triunfo.
3. Pareciera que Peña solo llegó, vio y venció. Sólo le
han bastado unos minutos en la Presidencia para que todos los
oportunistas se le cuadren. El ejemplo más claro es el Instituto
Electoral (IFE) que en unas cuantas horas ha desechado las mil y una
acusaciones de compra de votos, de manejos ilícitos de dinero, de
tarjetas y reparto de mercancía entre el electorado para que diga que
“no pudo probarse y borrón y cuenta nueva”. En tanto los del PAN, para
gobernar, tuvieron que hacer mil piruetas y provocar 100 mil muertos y
asesinados, los del PRI con la mano en la cintura –repartiendo cargos y
dinero- parece que arreglarán todo. Se vislumbra, inclusive, que el
gigantesco narcotráfico lo negociará Peña en unos días y entonces vendrá
la tan anhelada “santa paz”. Se demostrará no un “nuevo” PRI, sino uno
más hábil y más corrupto.
4. Lo que nos debe quedar muy claro es
que el único pacto histórico, de clase social, que existe desde 1939
(cuando se fundó el PAN), es entre el PRI y el PAN; es el pacto al que
siempre han estado atados los empresarios, la iglesia, los medios de
información y los intereses del capitalismo internacional. Ese es el
pacto real, el único donde coinciden la política, la economía, la
ideología, la historia de sus principales personajes. ¿Qué tienen que
ver los trabajadores explotados y miserables, los desempleados, los
campesinos sin tierra y créditos, los empleados de salarios mínimo en
ese pacto? Nada. Pero a él no faltarán Esther Gordillo (SNTE), Romero de
Champs (STPRM), Víctor Flores (STFRM) o Gamboa Pascoe (CTM) para
agrandar el número organismos y de firmantes. Esta sí es una cátedra de
“alta política”
5. No debe olvidarse que el PRI ha sido el
maestro del control corporativo de masas que aprendió en los años 20 y
30; esa enseñanza la recogió de Obregón, Calles y Cárdenas –sobre todo
del último, que buscó que campesinos, obreros, sectores populares,
incluso militares, se unifique en un solo partido de la Revolución
Mexicana. Precisamente contra ese corporativismo de los trabajadores
nació el individualismo panista para defender a los terratenientes, a
los empresarios y al clero. Sin embargo PRI y PAN se encontraron en 1986
son Carlos Salinas –campeón del neoliberalismo y la privatización, así
como seguro candidato presidencial del PRI- y comenzaron a navegar
juntos. Fue entonces cuando el PRI abandonó en parte su corporativismo
para aliarse con el PAN definitivamente en 1988. Así Salinas se
convirtió en el padre del neoliberalismo mexicano.
6. A pesar de
que el PRI inició la Presidencia reprimiendo con brutalidad a los
jóvenes estudiantes y anarquistas, a pesar de que libere a los 49 presos
del día primero o deje encarcelados a unos cuantos, le dará rienda
suelta a una política de cooptación, de mediatización, de control, que
ha practicado durante muchas décadas. Repartirá subsidios y cargos entre
la “oposición controlada”, les dará “maíz”, como decía Díaz, a cambio
de apoyo o de no hacerla de pes. Pero quien debe cuidarse mucho es la
verdadera oposición, la que está participando en las luchas de los
trabajadores. ¿Puede olvidarse acaso que el “carita y elegante”
presidente de la República López Mateos –originario del Estado de
México- dijo en alguna ocasión que era de “la izquierda atinada dentro
de la Constitución” mientras había reprimido con ferocidad a los
ferrocarrileros y maestros y los mantenía en la cárcel? El PRI negocia
si controla.
7. Al tomar posesión del gobierno en diciembre de
1958, López Mateos –exsecretario de Trabajo- lo que primero hizo fue
reprimir a los ferrocarrileros vallejistas y profesores othonistas que
luchaban en las calles y encabezaban huelgas. Aparentemente era amable y
caritativo, pero era la máscara con la que escondía las armas y el
garrote de la represión. Los presidentes del PAN fueron más tontos o
imbéciles porque no podían esconder que no sabían gobernar; pero los del
PRI son mucho más peligrosos porque mientras te pasan la mano sobre el
lomo te joden muchas veces sin que te des cuenta. Por algo siempre el
PRI se ha traído de tontos a los crédulos políticos progresistas o
nacionalistas, a muchos que se autodenominan de izquierda. Ahora se los
llevan a firmar un pacto y al rato se los llevan al baño (donde a Peña
le gusta esconderse) para lavarles la espalda.
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