El superyate que trazó Steve Jobs y que, como él mismo temía, no
llegó a verlo construido ha sido confiscado por impago. El diseñador
francés Philippe Starck reclama tres millones de euros por su
colaboración en el último proyecto del fundador de Apple.
Venus, de 80 metros de eslora y que fue botado a finales de
octubre, se encuentra incautado en el puerto de Ámsterdam a la espera
del pago reclamado. Un abogado que representa al estudio de Starck
sostiene que su cliente debía percibir nueve millones de euros por su trabajo, de los cuales sólo ha recibido seis por parte de los letrados que administran el patrimonio de Steve Jobs.
"El proyecto estaba en marcha desde 2007 y hubo muchas conversaciones
detalladas entre Jobs y Starck", dijo Roelant Klaassen, abogado que
representa a Ubik, en declaraciones a Reuters.
Según el letrado, el principal problema para resolver la disputa es
la estrecha relación existente entre el genio de Cupertino y el creador
del emblemático exprimidor Juicy Salif. "Estos tipos confiaban el uno en el otro, así que no hubo un contrato muy detallado", esgrimió.
Starck reconoció hace meses que visitaba a Jobs una vez al mes
durante los últimos años para ir puliendo los detalles de la
embarcación. Tras su muerte, el galo siguió reuniéndose con su mujer,
quien finalmente estuvo junto a sus hijos en la botadura del Venus, una ceremonia que se celebró en el astillero Koninklijke De Vries en Aalsmee (Holanda).
Sin embargo, la viuda de Steve Jobs decidió no quedarse con el superyate y pronto se especuló que Larry Ellison, fundador de Oracle y amigo íntimo del dueño de Apple, podría adquirir un barco cuyo precio de construcción ronda los 100 millones de euros para incrementar su colección de joyas flotantes. Por ahora, el Venus quedará amarrado.
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