Desde que la comunidad científica aceptó definitivamente que algunos dinosaurios, como el tiranosaurio rex -representado casi siempre con piel de reptil- tenían plumas, los investigadores se han quebrado la cabeza para tratar de desvelar qué tipo de plumas tenían y de qué forma evolucionaron. Pero no sólo los grandes dinosaurios carnívoros americanos han formado parte del debate científico. En España también tenemos ejemplos de fósiles de grandes depredadores, como Pepito, el dinosaurio jorobado encontrado en Cuenca, que muestran la presencia de alguna estructura similar a las plumas.
Ahora, un tesoro del Cretácico tardío, conservado en ambar, de protoplumas de dinosaurio y de plumas de aves más modernas, ofrece a los investigadores una oportunidad única para examinar la estructura, la función e incluso el color de las plumas. Estos especímenes encontrados en Canadá adornaron a dinosaurios y a aves primitivas durante un época que abarca desde hace 70 millones de años hasta hace unos 85 millones.
Las plumas descritas por Ryan McKellar y sus colegas del Departamento de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la Universidad de Alberta (Canadá) en un artículo de la revista 'Science' representan cuatro etapas distintas de la evolución de esta estructura. El trabajo muestra la primera fase de formación, la fase de las protoplumas de un solo filamento, la de plumas mucho más complejas con un aspecto moderno y las estructuras especializadas en las ramas laterales de las plumas que se asocian con las aves modernas buceadoras, como los somormujos actuales.
Dinosaurios con plumas de colores
La presencia de pigmentos en las muestras contenidas en ámbar sugieren a los investigadores que las criaturas con plumas pueden haber tenido una gama de coloraciones que van desde transparentes, a con manchas y con colores difusos como las aves modernas.
Los investigadores no pueden determinar aún qué plumas pertenecieron a las aves y cuáles a los dinosaurios, pero dicen que algunas estructuras filamentosas contenidas en las protoplumas son muy similares a las observados en otros fósiles de dinosaurios que no eran aves.
En un artículo adjunto a la investigación, el investigador Mark Norell, de la División de Paleontología del Museo de Historia Natural de Nueva York, señala que los descubrimientos canadienses indican que la adaptación de las plumas modernas ya había aparecido antes de que los dinosaurios no-avianos se extinguieran.
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