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domingo, 25 de septiembre de 2011

El discurso de Obama sobre Palestina

Media Monitors Network

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


“Para usted, Míster President, los palestinos y Palestina son problemas que hay que encarar. Su sermón no me dio la impresión de que exista un problema real que es necesario denunciar y corregir. Como fue necesario para los judíos. Como sigue siendo necesario para los judíos… Parece que su pizarra presidencial está repleta de judíos e historia judía. Cuando llega a hablar de los palestinos, se vuelve a la pizarra y escribe: “Problema”.

Seamos realistas, presidente Obama, su discurso ante las Naciones Unidas de esta semana fue mucho ruido y pocas nueces, esencia política interior para las elecciones de 2012 en EE.UU. Me refiero especialmente al tema del reconocimiento del Estado palestino.

Señor presidente, a usted le han acusado de ser demasiado profesional. Sé que los políticos tienen que ser elegidos o reelegidos para tener éxito. Gente juiciosa sentada a a la espera de su turno político tiene que dar algo de cuerda a los políticos. A pesar de todo, si me lo permite, deploro su deslucida actuación en una serie de temas. Parece que no está dispuesto a jugar duro frente a los problemas que enfrenta nuestro país.

Sí, sé que las cosas podrían ir peor. Sí, me puedo imaginar a uno de los favoritos republicanos, digamos Rick Perry, pronunciando el discurso ante las Naciones Unidas después de salir elegido presidente en 2012. Sí, recuerdo al presidente Bush. Vivo en Texas. Me puedo imaginar al presidente Rick Perry. Oigo claramente lo que usted dice. Debería tener más cuidado cuando critico.

A pesar de todo, tengo una pregunta básica. Y se la formulo como judío. Incluso teniendo en cuenta el sesgo necesario para navegar en la escena política estadounidense, ¿cree realmente sus propias palabras sobre el reconocimiento del Estado palestino?

Estoy fascinado, señor presidente. Su discusión sobre el reconocimiento del Estado palestino gira sobre todo alrededor del Estado de Israel, la historia judía y el Holocausto. ¿Por qué? Escuché con interés sus palabras:

Pero entiendan esto también: el compromiso de Estados Unidos en la seguridad de Israel es inquebrantable. Nuestra amistad con Israel es profunda y duradera. Y es así que creemos que cualquier paz duradera debe reconocer las muy reales preocupaciones de seguridad que Israel enfrenta, todos y cada uno de los días.

Seamos honestos con nosotros mismos: Israel está rodeado de vecinos que han librado repetidas guerras contra él. Ciudadanos de Israel han sido asesinados por cohetes lanzados contra sus casas y por atentados suicidas contra sus autobuses. Los niños de Israel maduran sabiendo que, en toda la región, a otros niños se les enseña a odiarlos. Israel, un pequeño país de menos de ocho millones de personas, mira afuera, hacia un mundo donde líderes de naciones más grandes amenazan con borrarlo del mapa. El pueblo judío lleva la carga de siglos de exilio y persecución, y el recuerdo fresco de que seis millones de personas fueron asesinadas, simplemente por ser quienes eran. Esos son los hechos. No se pueden negar.

El pueblo judío ha forjado un exitoso Estado en su patria histórica. Israel merece reconocimiento. Merece relaciones normales con sus vecinos. Y, amigos de los palestinos, no les hagan ningún favor ignorando esta verdad, del mismo modo que los amigos de Israel deben reconocer la necesidad de buscar una solución de dos Estados con un Israel seguro al lado de una Palestina independiente. [Traducción de forojudio.com]

También leo el resto de su discurso. Cerrando mis ojos por un momento, me lo imagino en su modo profesional. Lo oigo sermoneando, desde la perspectiva judía, sobre por qué Israel es importante para los judíos. Recita lo que casi se ha convertido en rutina en mi comunidad. Tiene razón cuando habla de siglos de exilio y persecución, la devastación del Holocausto y el retorno a nuestra antigua patria.

Y luego se vuelve hacia los palestinos. Escucho con expectación. Pero, señor presidente, me deja desilusionado. Parece que en su interpretación histórica, los judíos, el Holocausto y la historia judía simplemente caen sobre los palestinos. O más bien, existe la historia judía, y luego están los palestinos, quienes también merecen un Estado.

El hecho de que los judíos hayan dislocado a los palestinos y tomado su tierra le parece algo trivial. De hecho, usted nunca lo menciona. Usted no utiliza el término “limpieza étnica”, lo que sucedió a los palestinos al crearse el Estado de Israel.

Para usted, señor presidente, los palestinos y Palestina son problemas que hay que encarar. Su sermón no me dio la impresión de que exista un problema real que es necesario denunciar y corregir. Como fue necesario para los judíos. Como sigue siendo necesario para los judíos… Parece que su pizarra presidencial está repleta de judíos e historia judía. Cuando llega a hablar de palestinos, se vuelve a la pizarra y escribe: “Problema”.

Ya que usted volvió varias veces al “problema”, en mi imaginación usted también hace un círculo a su alrededor. Luego vuelve a su tema principal – la historia judía.

Caen cohetes en Israel desde Gaza. Señor presidente, ¿ha olvidado la Operación Plomo Fundido, la invasión de Gaza por pate de Israel justo después de su elección?

Árabes que humillan a Israel. Debería acompañarme en una de mis giras de conferencias. Oiría lo que judíos y audiencias estadounidenses no judías dicen sobre los árabes, los musulmanes y los palestinos. En momentos desprevenidos y a menudo en público, ¿ha escuchado cómo se habla de los palestinos en la única democracia en Medio Oriente, nuestro gran aliado, Israel?

Señor presidente –y con todo debido respeto– me permito decirle claramente que usted no habla en mi nombre ni en el de muchos otros judíos que no piensan que “algo” sucedió a los palestinos solo como si fuera un subproducto de la historia judía. No pensamos que los palestinos existan sin una historia o sin un destino en su propio país.

Por cierto, como usted dice, podría ser peor, señor presidente. Pero tal vez ya lo sea. Cuando escuché sus palabras pensé que había llegado el fin. Sujeté mi cabeza entre mis manos, la historia judía no puede haber llegado a este punto. Quería ahuyentar sus palabras. Quería que hablara de otras cosas de las que sabe más o que por lo menos lo preocupen más. Quería algo diferente del ciclo del sesgo político.

Sí, los judíos llevan a cuestas siglos de exilio y persecución. Los judíos europeos sufrieron la masacre de seis millones. Lo sé como judío. Crecí con esos recuerdos. Pero, señor presidente, como niño que aprendió nuestra historia, nunca imaginé que los judíos utilizarían esos siglos de exilio y persecución, nuestros seis millones de muertos, como un instrumento brutal contra otro pueblo. Nunca. Ni en mi más descabellada imaginación. ¡No!

Al escucharle pensé en cómo terminan las cosas. Cómo ha terminado la historia judía, en limpieza étnica y ocupación.

Pero, señor presidente, esto también puede ser nuestro comienzo. Ese comienzo solo tendrá lugar cuando judíos y palestinos digan juntos la verdad. Y, sí, tal vez algún día, lo haga el presidente de EE.UU.

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