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jueves, 1 de septiembre de 2011

Costa de Marfil: Tráfico también de esclavos

La Habana (PL) El nombre de Costa de Marfil, dado a la nación del Africa Occidental que con el transcurso del tiempo se convertiría en una colonia de Francia, se debió a la abundancia de este producto y su comercio entre nativos y extranjeros, fundamentalmente europeos.

Pero el marfil no sería la única mercancía que llenaría las arcas de los traficantes. El país, uno de cuyos límites descansa en el Golfo de Guinea, fue escenario de una caza indiscriminada de africanos que llegaron a América a trabajar en régimen de esclavitud; sobresalieron los miembros de las etnias agribaoule, kru, sanufo y malinke.

En realidad todas las poblaciones de las naciones ribereñas del Golfo fueron víctimas de la trata; los buques negreros repletos de esclavos partían de embarcaderos situados en área de concentración de la isla de Gorée, en Senegal, Santo Tomé y Príncipe, Guinea Bissau y otros lugares.

HISTORIA

Las investigaciones arqueológicas revelaron la existencia de restos humanos correspondientes al paleolítico y al neolítico en distintos puntos del territorio, de una superficie de más de 320 mil kilómetros cuadrados.

Sin embargo, según los especialistas, no se han encontrado contacto entre esos restos y los pobladores que vivían en el país cuando llegaron los colonizadores.

Los primeros habitantes desconocidos arribaron a ese territorio a lo largo del milenio de nuestra era, y fueron comunidades dedicadas fundamentalmente a la agricultura, igual que los demás grupos étnicos repartidos por toda el Africa Subsahariana.

Esas comunidades de carácter predominantemente familiar funcionaban con una estructura basada en la autoridad de un jefe que en muchos lugares se denominaba kani, cuyas decisiones eran aceptadas por los miembros de la etnia.

A fines del siglo XIV y principios del XV, Costa de Marfil comenzó a ser conocida en Europa por la llegada a sus riberas de marinos esencialmente portugueses y franceses; aún el territorio no había adquirido el nombre por el que se le conoce en la actualidad.

En los siglos XVII y XVIII, los misioneros y marinos holandeses y franceses comenzaron a establecerse en las costas y sin pasar de la periferia entablaron un comercio con los nativos, sobre todo adquiriendo el marfil de los colmillos de los elefantes, el origen del nombre de la nación.

En esas centurias tuvo mayor auge en Costa de Marfil la trata de esclavos pero en 1834, debido a la decisión de la Corona Británica, de prohibir el comercio de esclavos en sus colonias, disminuyó el flujo de marfileños hacia el Nuevo Mundo.

El sistema esclavista no convenía a los intereses de la nación europea y persiguió a los violadores de la norma desde las bases navales creadas en sus posesiones africanas; a la persecución se sumó Francia.

NUEVA ETAPA

El advenimiento del capitalismo en su fase industrial incitó a los europeos a la exploración del continente, a fin de estudiar las posibilidades de adquirir materias primas para sus fábricas. A partir de ese momento, se entabla una lucha feroz entre las metrópolis.

Entre 1830 y 1850, el almirante galo Bouet Villaumez exploró las costas marfileñas y recibió, en nombre de Francia, la autorización de algunas autoridades nativas para el establecimiento de factorías permanentes.

La autorización para tales negocios se obtenía mediante promesas que no se cumplían o amenazas del uso de la fuerza. En el lapso de menos de dos décadas, entre 1853 y 1868, Francia se hizo dueña de los territorios marfileños de Assinie y el Grand Bassan, a los que unió los de Beriby, las riberas de los ríos Fresco y San Pedro.

El apetito de París era insaciable. En 1884, al sumar el Grand Lahu, unió todas las posesiones francesas formando los límites actuales de Costa de Marfil. En esa fecha, en Berlín se efectuó la Conferencia en que las potencias europeas se repartieron Africa en zonas de influencia.

En cuanto a Costa de Marfil, la reunión de las metrópolis en la capital alemana no hizo más que confirmarla como una posesión gala con derechos sobre personas y recursos naturales.

Francia tenía manos libres para explotar las plantaciones de caucho, los fosfatos y otros minerales. Los marfileños veían partir hacia la metrópoli la gran variedad de productos agrícolas que producía la colonia, mientras la población se hundía en la miseria.

Por disposición de las autoridades de París, se estableció en 1889 el Protectorado, una figura político-administrativa utilizada por los colonialistas para afirmar su dominio frente a las apetencias de sus rivales.

Cuatro años más tarde, en 1893, Francia convirtió definitivamente a Costa de Marfil en colonia, y nombró al capitán Binger su primer gobernador.

El sistema colonial significaba una variante de la esclavitud, en el cual los ciudadanos carecían de todo derecho y eran víctimas de abusos de autoridades y tropas coloniales.

SIGLO XX

Sólo en el año 1912, en pleno siglo XX, Francia pudo reducir a las tribus en el interior del territorio; tal era el odio a la represión y el dominio extranjero. Los colonialistas emplearon los métodos más brutales para doblegar a los nativos.

París incorporó Costa de Marfil al Africa Ecuatorial Francesa, una organización constituida por un grupo de colonias de la región con centro en la capital gala. Pero la estructura colonial se iba debilitando progresivamente, a pesar de los esfuerzos en contra de los elementos más intransigentes en la metrópoli.

Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), tomaron más auge las aspiraciones independentistas, no sólo en Costa de Marfil, sino en todo el imperio colonial francés en Africa.

Así, en 1960 la colonia marfileña alcanzó la independencia en la ola libertaria que recorrió el continente y comenzó a desmontar el sistema de explotación instaurado casi dos siglos antes.

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