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miércoles, 3 de agosto de 2011

Mubarak, ante el tribunal que le juzga por la muerte de 800 opositores


Aquél al que llamaron faraón, que gobernó Egipto durante 30 años, Hosni Mubarak ha comparecido ante el tribunal que le juzgará por su actuación en la revolución que acabó con su poder, en camilla, con el uniforme de acusado, es decir pantalón y camisa blanca, y postrado.

Mubarak se enfrenta desde este miércoles a un juicio por todas sus actuaciones contra la revolución. El derrocado presidente ex presidente egipcio y sus dos hijos, Alaa y Gamal, tendrán que responder a las acusaciones de asesinato premeditado e intento de homicidio contra 800 manifestantes de la Plaza Tahrir.

En el interior de la jaula, desde la que seguirá todo el proceso, como suele ocurrir en los juicios penales egipcios, Mubarak ha charlado con sus hijos, que también han comparecido con el uniforme de los acusados en corte, de blanco.

En un principio, se dudaba de que el ex presidente fuera a estar presente por su delicado estado de salud, pero finalmente, ha comparecido en la jaula aunque en camilla.

Fuentes cercanas al ex mandatario habían explicado que su abogado iba a apelar a la enfermedad de Mubarak para evitar que apareciera ante el juez, si bien el ministro de Sanidad, Amr Helmy, advirtió de que su situación es estable y que no existen impedimentos para su aparición.

El resto de los acusados, incluidos el empresario Husein Salem, detenido en España, el ex ministro del Interior Habib al Adli y seis de sus asesores, han llegado al tribunal antes que Mubarak en coches blindados desde la cárcel de Tora, que en su tiempo albergó a los disidentes y que ahora custodia a los altos cargos del régimen.

Todos ellos se han sentado en el juicio en unos bancos situados en la misma jaula, a la derecha de Mubarak.

Cuando la televisión ha difundido la imagen de la ambulancia que se abría para trasladar al ex mandatario al interior del tribunal, la expectación ha crecido en el exterior de la Academia de Policía, donde manifestantes de uno y otro bando se han congregado desde primera hora de la mañana. Cada cual observaba la llegada del 'viejo faraón' desde su lado, separados por un cordón policial sin precedentes.

Enfrentamientos en el exterior

"A veces es lo inesperado lo que sucede. ¡Qué llega el presidente!", grita un nostálgico del régimen a un centenar de partidarios de 'mister Hosni Mubarak'.

El sonido del helicóptero en el que viaja el presidente ha sobrevolado el edificio donde será el juicio. Hosni Mubarak ya ha llegado a la Academia de Policía que llevó su nombre hasta el triunfo de la revolución, donde será juzgado.

La jornada ha empezado temprano en las afueras del barrio de Tagamo James, en el este de la capital egipcia. En el tercer día del mes de Ramadán<7b>, el sol golpea los rostros de los detractores de la revolución y de los defensores del cambio, mientras Mubarak era trasladado desde el aeropuerto.

"Estoy muy triste. Es un día sin esperanza para Egipto", dice a ELMUNDO.es, Islam Badr, un farmaceútico de 32 años que ha acudido esta mañana a apoyar al ex presidente egipcio.

El 'viejo faraón', desalojado del poder en febrero, ha sido trasladado a primera hora del día desde el Hospital Internacional de Sharm el Sheikh, en la península del Sinaí, hasta las dependencias de la Academia de Policía, donde se desarrolla el juicio.

"Es una jornada maravillosa, un corrupto se enfrenta al juicio", señala a este diario Hayzam, un joven de 28 años que integra la comitiva de unos centenares de revolucionarios.

"¡Alahu Akbar! [Dios es grande]", gritan los defensores del cambio cuando una pantalla gigante instalada en los exteriores de la Academia difunde las primeras imágenes del helicóptero aterrizando.

Suenan los tambores mientras una algarabía festiva, provista de banderas nacionales, reciben las instantáneas de la ambulancia con los zapatos en la mano en señal de repulsa al militar que gobernó el país durante tres décadas.

"No creo que Mubarak sea sentenciado a muerte", agrega Hayzam.

Medidas de seguridad sin precedentes

A primera hora y tras la llegada del ex presidente al tribunal, los manifestantes de ambos bandos se han enfrentado y arrojado piedras entre ellos mientras agentes de la policía local, de la policía nacional y miembros del ejército intentan controlar la situación.

"El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y su jefe pertenecen al antiguo régimen y temen a la palabra de Mubarak. Sólo si se produce la revolución en el interior del ejército se hará justicia y el ex presidente morirá en la ahorca", concluye Hayzam.

Las fuerzas del orden han desplegado unas medidas de seguridad extremas para garantizar la normalidad en la llegada de los acusados, especialmente la del ex mandatario egipcio.

Existen muchas voces críticas con el Ejército que aseguran que los militares están brindando al que fuera su líder para evitar que sea juzgado. "El Ejército tiene intereses en el antiguo régimen. No están haciendo nada por el pueblo. Trabajaron con Mubarak. No le harán daño", asegura Safa Mohamed, de 41 años, en la ciudad de Suez, escenario de alguno de los peores hechos violentos en los 18 días de insurrección popular.

La lentitud con la que se están llevando a cabo las reformas inicialmente prometidas ha provocado nuevas muestras de protesta en las calles de la capital egipcia, donde cientos de manifestantes se han concentrado en las últimas tres semanas para denunciar la manipulación de la que, según ellos, está haciendo gala el Gobierno militar provisional.

Mensaje a otros líderes

El juicio a Hosni Mubarak tendrá también una gran repercusión en otros países, como Libia, en los que una parte de la población se ha revelado contra el poder imperante. Su juicio podría sentar un precedente incómodo para los autócratas árabes.

"Es un mensaje de advertencia para todos los dirigentes árabes que usan métodos como los de Mubarak contra las revueltas populares, porque si éstas triunfan correrán la misma suerte que él", explica el analista político Mustapha al-Sayed.

El mensaje puede haber llegado ya al líder libio Muamar Gadafi y al presidente sirio Bashar Asad, que no han mostrado signos de renuncia a pesar de unas revueltas que duran ya varios meses. Tampoco han ofrecido concesiones similares a las que ofreció en vano Mubarak en sus últimos días en el cargo, cuando nombró un vicepresidente y prometió no volver a postularse.

Meses hospitalizado

Mubarak no es el primer líder árabe en ser juzgado desde que comenzó la denominada 'Primavera Arabe'. El presidente de Túnez, Zine al Abidine Ben Ali, fue juzgado y condenado en ausencia porque huyó a Arabia Saudi.

A diferencia de Ben Ali, Hosni Mubarak ha permanecido en los últimos meses en el país, en concreto, ingresado en un hospital de Sharm el Sheikh, en la península del Sinaí, a donde se trasladó junto con su familia poco después de anunciar su renuncia, el 11 de febrero, tras el triunfo de rebelión popular contra su régimen.

El ex mandatario sufrió un ataque al corazón durante un interrogatorio policial el pasado mes de abril y desde entonces ha permanecido en el centro médico donde le han sido diagnosticados choques repetidos de tensión baja. Mubarak padece también fibrilación auricular, que es la contracción espontánea e incontrolada de las fibras del corazón, lo que podría causarle eventualmente un paro cardíaco.

Además, tiene algunos tumores en los conductos biliares y en el páncreas, por los que había sido operado anteriormente en el exterior del país.

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