Irene perdió fuerza de huracán y fue degradado hoy a tormenta tropical, pero el fenómeno meteorológico seguía siendo peligroso mientras atravesaba una ciudad de Nueva York obligada a detener su acostumbrada actividad, dejando tras de sí una costa este aturdida y por lo menos nueve muertos, inundaciones extendidas y había cuatro millones de hogares sin energía eléctrica.
Después de su largo viaje por la Costa Este, donde dejó una precipitación de 30 centímetros (un pie) de lluvia en Carolina del Norte y Virginia, el vórtice de Irene llegó por la mañana a Coney Island, en Nueva York.
El Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, dijo que sus vientos se redujeron a 105 kilómetros por hora (65 mph) y que Irene podría adentrarse aún más a la zona de Nueva Inglaterra por la tarde. Irene se movía hacia el norte-noreste a 40 kph (25 mph).
Las autoridades advirtieron también que es posible que haya tornados aislados en el noreste del país a lo largo de la mañana
Las inundaciones comenzaron a afectar a algunas calles situadas a la orilla de Nueva York, la ciudad más grande de Estados Unidos. Las autoridades de la ciudad dijeron el domingo que las lluvias caídas durante la noche superaron la capacidad de descarga del alcantarillado, lo cual causó corrientes en las calles.
El agua de mar procedente del puerto de Nueva York alcanzaba la orilla de la acera del parque Battery, en el extremo sur de Manhattan.
A lo largo de la costa, en los vecindarios exteriores, las inundaciones eran peores. El agua del océano llegaba a las calles principales de Rockaways, una península en Queens cuya evacuación ordenó el alcalde Michael Bloomberg.
En Brooklyn, algunas calles de Coney Island también estaban bajo el agua, y en Red Hook, a lo largo del puerto, el agua había penetrado hasta 91,5 metros (100 yardas).
La enorme tormenta _de 805 kilómetros (500 millas) de ancho_ había amenazado a 65 millones de personas en toda la costa del Atlántico, el mayor número de estadounidenses afectados jamás por un solo meteoro.
Nueva York estaba extrañamente tranquilo. En una ciudad donde pocas personas utilizan automóviles propios, la población prefirió quedarse en sus viviendas.
Todo el sistema de transporte colectivo permaneció cerrado debido al clima, por primera vez en la historia. Todos los aeropuertos de la ciudad estaban cerrados, con más de 9.000 vuelos cancelados. Todos los espectáculos de Broadway, los juegos de béisbol y otros eventos fueron cancelados o pospuestos.
En Times Square, las tiendas estaban cerradas con tablas en las ventanas y había sacos de arena apilados fuera de las tiendas. Las obras de construcción en el sitio donde se alzaban las torres gemelas estaban suspendidas. Sin embargo, los taxis seguían operando.
Washington DC se preparó también para la llegada de Irene, lo mismo que Filadelfia, la costa de Nueva Jersey y el área metropolitana de Boston.
El sistema de tormenta también trajo una gran cantidad de lluvia y bandas de nubosidad de hasta 805 kilómetros (500 millas) y amenaza a un arco de ciudades donde residen 65 millones de habitantes.
Las muertes atribuidas a Irene incluyeron dos niños: uno de 11 años de edad que falleció cuando un árbol cayó en su casa en Virginia y otro que murió en un accidente de tránsito en una intersección en Carolina del Norte donde se apagó el semáforo.
Otras cuatro personas murieron por la caída de árboles o ramas _dos en incidentes separados en Virginia, una en Carolina del Norte y una en Maryland_. Un surfista y un bañista en la Florida murieron por el fuerte oleaje.
Cuando todavía tenía fuerza de huracán de categoría 1, Irene entró a tierra en la costa de Nueva Jersey el domingo por la madrugada. El Centro Nacional de Huracanes dijo que el vórtice entró cerca del islote Little Egg a las 5.35 horas locales. Fueron emitidas alertas de huracán para las costas de Virginia hasta Sagamore Beach en Massachusetts.
El meteoro, debilitado pero aún peligroso, paralizó la ciudad de Nueva York, desató fuertes lluvias en Carolina del Norte y Virginia y dejó sin energía eléctrica a millones de hogares y negocios. Al menos ocho personas murieron.
Aunque fue degradado a tormenta tropical, Irene seguía siendo considerado altamente peligroso, capaz de provocar inundaciones catastróficas en buena parte de la costa del este, con una combinación de marejadas, olas colosales y lluvias intensas de 15 a 30 centímetros (seis pulgadas a un pie) de precipitación.
No hubo vientos con fuerza de huracán sobre tierra la madrugada del domingo y sólo se registraron a un área relativamente pequeña sobre el Océano Atlántico mientras el vórtice del huracán seguía viajando sobre el agua después de entrar brevemente en Carolina del Norte.
OPERATIVOS. Al aproximarse Irene a Nueva York, el presidente Barack Obama se mantenía al frente de las operaciones de emergencia en Washington, reunido con responsables del Centro Nacional de Coordinación de Emergencias (NRCC) instalado en el cuartel general de la FEMA (Agencia Federal de Rescate de Emergencia).
"Esto va a ser algo duro de pasar", afirmó Obama durante una videoconferencia con altos funcionarios federales, incluido el vicepresidente Joe Biden y la secretaria de Seguridad Janet Napolitano, y con agencias del gobierno situadas en el rumbo previsto del ciclón, en la costa este.
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