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sábado, 13 de agosto de 2011

El pez doctor te hace la pedicura






Aromaterapia, mesoterapia, cromaterapia, presoterapia y ahora, icteroterapia. La más difícil de pronunciar de la ola de terapias naturales de belleza o relax tiene una fácil traducción: pececillos que te hacen la pedicura. Este tratamiento, que no falta en ninguna serie de televisión de mujeres ricas y neuróticas que se precie, se ha implantado dentro de nuestras fronteras.

Begur (Girona) ha estrenado con éxito este verano un local especializado en este método de belleza y relax. En sus salas, decenas de minúsculos peces originaros de Turquía succionan las pieles muertas, generalmente de los pies y llevan a cabo un 'peeling' natural que en pocos minutos regenera y suaviza la piel. En dos meses más de un millar de personas han pasado por este 'spa' que dispone también de servicio de pedicura y manicura. Todos se llevan un recuerdo público: son fotografiados durante el tratamiento y su foto va a parar a Facebook.

Begur no es la única. Varias poblaciones catalanas han incorporado ya este novedoso tratamiento descubierto y utilizado desde hace siglos en Turquía. Entre otras localidades, están por ejemplo en Barcelona, donde las piscinas o bañeras pueden ser de cuerpo entero, Lloret de Mar, Platja d'Aro, l'Estartit y Begur. En el municipio gerundense, el 'Golden Fish', situado en el centro del casco urbano, abrió a mediados de junio.

Dispone de cuatro módulos o peceras con 100 litros de agua cada una, dos individuales y otra en pareja, para la gente que prefiere seguir el tratamiento en familia y con mayor intimidad. En cada una de las peceras, unos 150 ejemplares del Garra-rufa, conocido vulgarmente como 'pez doctor' o 'Doctor Fish', se encargan de succionar las pieles muertas de los pies de los clientes. Se trata de pequeños pececillos de entre 2 y 5 centímetros de longitud que, contrariamente a lo que algunos temen, no muerden los pies, porque carecen de dientes. Simplemente succionan. Su promedio de vida es de entre cuatro y cinco años y su precio es de algo más de dos euros. Pero no sólo se alimentan de pieles. Sus cuidadores también les ofrecen un menú a base de alimentos específicos.

A pesar de que su origen es turco, en ese país son una especie protegida y no se pueden exportar. Así, los pececillos que nadan en las minipiscinas de Begur proceden de Tailandia y de Israel. Los Garra-rufa segregan una enzima, el dithranol, con propiedades que rejuvenecen la piel y que se usa en tratamientos curativos de la soriasis. No obstante, para muchos de los clientes, más que un tratamiento se trata de satisfacer una curiosidad o probar una experiencia nueva, todavía poco conocida por estos lares.

Entre los clientes, además de vecinos del pueblo -que entran curiosos a un local en el que los paseantes observan el interior a través d eunas grandes cristaleras- han pasado centenares de turistas catalanes, del resto de España y extranjeros, principalmente holandeses y franceses. Son más mujeres que hombres y, al contrario de lo que podría pensarse, su afluencia no es mayor los fines de semana, sino los miércoles, día en el que muchos vecinos que acuden al mercado municipal aprovechan para saciar su curiosidad. Además, muchos repiten.

El tratamiento puede ser de 10, 20 o 30 minutos, a 10, 20 y 25 euros respectivamente, aunque para que sea más efectivo se necesitarían unos 20 minutos, mucha gente prefiere probar la sensación de cosquilleo que hacen estos peces, que se difumina y suaviza a medida que la piel se acostumbra con el paso de los minutos. Las peceras del Golden Fish regeneran el agua cada escasos minutos y disponen de unos potentes filtros que eliminan todas las impurezas que pudieran haber quedado. "Es higiénico y seguro", mantiene uno de los encargados, David Rasqui. Además, hacen cambios parciales de una quincena de litros a diario. "Es más limpio que una piscina", asegura.

No obstante, alerta del peligro de los imitadores y de la necesidad de confirmar los certificados de procedencia de los peces. Así, argumenta que existen locales que hacen el tratamiento con unos pececillos parecidos al Garra-rufa, pero que se llaman 'Chin-chin' y proceden de China. No segregan ninguna enzima, sólo 'muerden' las pieles y son perjudiciales, según afirma, porque a los dos años a ellos sí les salen dientes y pueden arañar la piel.

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