Perú vive las horas previas a la apertura de los colegios electorales inmerso en una polarización descarnada y con la noticia del asesinato de tres soldados en un atentado narcoterrorista en la provincia de Vilcabamba, en el Cuzco.
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas confirmó en la noche de la víspera de las elecciones el atentado contra la patrulla militar, cuya misión era custodiar el proceso electoral en esta zona de la selva cuzqueña. A pesar del atentado, el Ejército aseguró que los comicios se celebrarán con normalidad en la remota provincia de Vilcabamba.
Con esta emboscada, los remanentes de Sendero Luminoso que perviven aliados con el narcotráfico en los valles cocaleros del Río Apurímac y Ene (VRAE) y en valle del Huallaga rompen un silencio que había sacado de la discusión electoral el problema del narcoterrorismo, completamente ausente de los discursos de Ollanta Humala y Keiko Fujimori durante esta segunda vuelta electoral.
Este ataque es la guinda a una recta final de campaña marcada por conflictos sociales antimineros en el sur del país y advertencias de fraude electoral desmentidas por los observadores internacionales.
La izquierda nacionalista de Ollanta Humala y la extrema derecha de Keiko Fujimori, hija del expresidente condenado a 25 años por crímenes de Estado, se enfrentan en las urnas y compiten - a ojos del electorado de un sector del electorado- por ser el mal menor.
Así las cosas, los casi 20 millones de electores viven su día decisivo con ganas votar de una vez y que todo termine. Una larga campaña electoral, que dio su pistoletazo de salida en enero, y una segunda vuelta plagada de campañas del miedo y fuertes denuncias contra los candidatos en los medios han llevado al país a la polarización.
Se habría roto el empate técnico
Keiko Fujimori y Ollanta Humala han vivido durante la última semana una auténtica maratón para arañar votos al contrario y superar su empate técnico, una situación que parece haberse roto tras la difusión este sábado de dos nuevas encuestas que otorgan una ventaja a favor de Humala levemente por encima del margen de error.
En un simulacro de votación, Ipsos Apoyo da a Humala, con un 51,9% de los votos, más de 3 puntos de ventaja respecto a su rival, que tendría un 48,1% . Otra encuesta de Datum otorga una menor diferencia entre ambos pero siempre con el nacionalista a la cabeza, con un 46,3% de los votos frente al 44,8% de la hija del ex presidente Alberto Fujimori.
Si bien el ex presidente Alejandro Toledo achaca en una entrevista concedida a El Mundo.es el leve despunte del nacionalista a su apoyo público desde el 26 de mayo, la caída de Keiko coincide con masivas marchas organizadas por la sociedad civil en su contra bajo el lema de 'Fujimori nunca más', en la que han denunciado los crímenes del gobierno de su padre y la presencia de más de una veintena de asesores, ex congresistas y ex ministros del fujimorato en las filas de Keiko.
También con denuncias en los medios de comunicación sobre el caso de las esterilizaciones masivas (1996-2000), una política de control de natalidad bajo la cual se esterilizó a más de 300.000 mujeres sin ser correctamente informadas o sin su consentimiento, y sobre el cual la candidata no ha hecho un deslinde claro a pesar de haber sido Primera Dama en esa época.
Campaña electoral 'contaminada'
Mientras, Humala también ha sido objeto de fuertes cuestionamientos en un sector de los medios de comunicación, que difundieron el pasado jueves el testimonio del ex Secretario de Estado de Estados Unidos para Latinoamérica, Roger Noriega, que asegura a tres días de las elecciones que Hugo Chávez financió la actual campaña humalista. También se ha acusado al líder nacionalista de supuestamente comprar a los testigos que lo señalaron en 2006 culpable de dos desapariciones durante el tiempo en el que comandó la base contraterrorista de Madre Mía, en 1992. Sin embargo, estas denuncias sobre Humala no habrían hecho efecto en el electorado debido al efecto de la "saturación", explica Jorge Bruce.
El psicoanalista culpa de la crispación en la sociedad peruana a los medios de comunicación, "que han confundido su postura legítima usando la calumnia y han demostrado que no son ellos quienes deciden las elecciones".
"Ha sido una campaña electoral muy contaminada", considera Bruce. "Ha sido pintada como un funeral democrático en la que cada mitad del país está diciendo que lo peor que podría pasar es que salga el otro candidato".
En este contexto, el presidente Alan García y el cardenal Juan Luis Cipriani exhortaron a los peruanos a la calma.
Tras invocar a la población a que vaya a votar, García pidió "dejar atrás los odios" y "un ánimo de concertación". También que el electorado sostenga su voto un tiempo. "No se declaren desanimados y decepcionados el primer mes porque lo peor que puede pasar en una democracia es que quien votó por un candidato ya no crea en él".
El cardenal de Lima pidió por su parte que "se destierre lo que pudo ser un abuso de lenguaje en la campaña" y que "se tiendan puentes y puntos de encuentro entre las fuerzas políticas" una vez conocidos los resultados electorales.
El ambiente de crispación social que sufre el país parece augurar que la verdadera encrucijada comienza el lunes 6 de junio y es la de la concertación, sean cuales sean los resultados electorales.
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