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domingo, 5 de junio de 2011

Los que van a ganar con la crisis de las verduras españolas


Los problemas de los agricultores españoles que producen hortalizas no verán su fin con el levantamiento de las alertas sanitarias, la apertura de fronteras, ni siquiera con el cobro de unas indemnizaciones por los daños comerciales que han sufrido.

Algunos países van a aprovechar el hueco que dejan las mercancías españolas; otros van a entablar guerras comerciales en las que las frutas y verduras de España se toman como rehenes. Con el mercado a la baja, las grandes firmas de distribución pagan precios ridículos por unos productos de plenas garantías.

Lo cierto es que cuando se deja libre el puesto que tanto ha costado conquistar, rápidamente otro intenta ocuparlo. Ese es un quebradero de cabeza para los agricultores andaluces y de otros puntos de España tras la 'crisis del pepino'.

Pepinos arrancados.

Pepinos arrancados.

Así las cosas, puede haber algunos beneficiados por la precipitada alerta alemana que apuntaba injustificadamente a pepino almerienses como causa del brote, mientras los claros perjudicados seguirán siendo por algún tiempo los productores españoles.

Ya indicó en su momento la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía, Clara Aguilera, que podría haber beneficiarios de esta crisis. "Hay sectores económicos muy potentes que se pueden haber visto beneficiados por esta situación porque nosotros somos el primer productor mundial de pepino", dijo la consejera a comienzos de esta semana.

De estos sectores que apunta la consejera andaluza, unos actuarán interesadamente aprovechando el mal momento de la agricultura española y otros sencillamente conseguirían un beneficio de rebote.

Francia, esfuerzo de promoción

Una clave para entender estas palabras es la planificación de las campañas de promoción por parte de el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y el sector hortofrutícola en las reuniones que han mantenido días atrás. Básicamente se quiere incidir sobre Francia y Rusia, con prioridad sobre las actuaciones en Alemania.

Los motivos, bastante comprensibles. En Alemania, con el foco del contagio aún sin control, el efecto de una campaña para fomentar el consumo de tomates, pepinos o lechugas, no calará entre unos consumidores temerosos de ingerir cualquier ingrediente de una ensalada.

Sin embargo, Francia es un mercado habitual, que no está bajo la psicosis del contagio pero que está empezando la campaña de productos hortícolas que ya estaba acabando en España y que en muchos casos ha terminado bruscamente por la alerta sanitaria.

Cajas de pepinos.

Cajas de pepinos.

En este sentido va la denuncia de Miguel López, secretario general de la organización agraria Coag. "Esta crisis está siendo aprovechada por algunos, sobre todo por Francia, sin ninguna piedad por los agricultores españoles, cuya campaña hortofrutícola empieza ahora. Actúa como el que ve a alguien herido en el suelo y encima le da una patada". asegura el dirigente agrario.

Pone como ejemplo el que la cooperativa Las Marismas de Lebrija (Sevilla) que normalmente eviaba 20 camiones de zanahoria a la semana a Francia y ahora tiene los envíos paralizados desde hace una semana.

En este caso se apunta a la interprofesional francesa, que aprovecha la situación exigiendo unas normas de calidad y controles sanitarios arbitrarios que en ningún caso resultaban exigibles hasta ahora.

Francia, además, tradicionalmente favorece la entrada de productos de Marruecos a la Unión Europea vía Perpiñán, incluso con la denuncia reiterada de los agricultores españoles de tener unos controles aduaneros sanitarios mucho más relajados que los españoles. Marruecos, en espera de la ratificación del acuerdo comercial con la UE es también uno de los beneficiados del desliz de la consejera de Hamburgo.

En Alemania, mientras tanto, entran sin problemas hortalizas procedentes de Turquía, un país con un flujo habitual de personas y mercancías y que ahora también aspira a escalar posiciones en el mercado europeo.

El caso de Rusia

Respecto el veto de Rusia a productos alimentarios españoles y europeos, desde las organizaciones agrarias españolas se acusa a este país de estar "jugando sucio" para "confundir" y recuerdan sus habituales estrategias de "guerra comercial", que ya ha aplicado en otros conflictos, como en el caso de la prohibición de importar carne de cerdo y sus derivados en 2009 procedentes de España por el brote de gripe A. Esa práctica no sorprende al campo español, pero aún así se considera importante mantener este mercado.

Escaparate en Moscú.

Escaparate en Moscú.

Rusia es un cliente muy importante para las exportaciones agroalimentarias europeas, aunque sus altas exigencias sanitarias son habitualmente utilizadas como trabas a la importación.

El comercio de frutas y verduras entre la UE y Rusia alcanza un valor de 2.300 millones de euros anuales, la mayor parte correspondiente a las exportaciones comunitarias.No falta tampoco quien vincula el cierre de fronteras ruso a la proximidad de las elecciones presidenciales, que se celebrarán en marzo de 2012.


Otros eslabones de la cadena

Sin embargo, no todos los beneficiarios de la crisis del pepino son los gobiernos o los productores o comercializadores hortofrutícolas de otros países. Lo cierto es que sin salir de España, los agricultores ya se ven obligados a vender a bajos precios, muchas veces al 50 por 100 de su cotización habitual, si no quieren verse obligados a tirar su mercancía.

Llamada al boicoteo.

Llamada al boicoteo.

El vicepresidente de la Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Hortyfruta), Roque García, ha explicado que el valor de las ventas de hortícolas en el mercado español han caído entre un 30 y un 50 por 100.

Por otra parte, desde Asociadruit se denuncia que la campaña de fruta de hueso en Andalucía ha desembocado en un "desastre" por la crisis del pepino, según explica el presidente de este sector Javier Rubiols. En estos momento no sale ni el 20 por 100 de la cantidad habitual ni a Alemania, pero tampoco a Francia o a Holanda.

Tal vez esta situación sea coyuntural. Más sospechosa resulta la actuación de algunas cadenas de distribución, sobre todo alemanas, que podría ir más allá de intentar tranqulizar a sus clientes habutales sobre los productos a la venta rechazando mercancía española. Se ha hablado de Lidl o Aldi, pero hay más casos.

"En este sentido tenemos el ejemplo de Carrefour que ya está comprando sandía a pérdidas", denuncia Miguel López. Por la sandía hace unos días se ofrecían 43 céntimos de euro por un kilo a pie de campo y pocos días después no le pagaban más de 18 céntimos. Y eso que las frutas y hortalizas españolas tienen fama en toda Europa de tener los mejores controles de calidad.

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