Han pasado tres semanas desde que El Cordón Caulle-Puyehue, entrara en erupción, lanzando a la atmósfera millones de toneladas de cenizas. Afortunadamente, nadie resultó herido por la erupción, pero la gran volatilidad del material piroclástico ocasionó graves problemas de circulación en el espacio aéreo del hemisferio sur.
El 'pececito de agua dulce' (Puyehue en mapudungún, el lenguaje de los indígenas del sur de Chile) y 'la gaviota cahuil' (Caulle, en mapudungún) está acarreando otro grave problema en la zona cordillerana andina del sur de Chile y, en Argentina; la falta afluencia turística.
Los turistas aún no llegan
Los operadores turísticos de la Novena y de la Décima Región chilena, Los Ríos y Los Lagos, se quejan de la escasa afluencia de público. A pesar de que las cenizas no afectaron a los complejos turísticos chilenos, temen por la temporada de invierno que acaba de empezar, aunque mantienen las esperazanzas.
En la comuna de Puyehue, las Termas de Puyehue, las Termas de Aguas Calientes y el Centro de esquí Antillanca, funcionan con total normalidad, incluso se encuentran fuera de la zona de evacuación decretada por la Onemi (Organismo Nacional de Emergencias). Sin embargo, además de por la erupción del volcán, es junio, temporada baja, por lo que no han llegado muchos turistas.
"En junio siempre hay poca gente", manifiesta Carlos Soria, responsable del complejo hotelero Termas de Puyehue, ubicado en el Parque Nacional Puyehue, un santuario de la naturaleza con 107.000 hectáreas de hermosos bosques, ríos y lagos. "El desconocimiento sobre lo que pasa en la zona debido a la erupción de volcán y el panorama impredecible, la naturaleza puede decir cualquier cosa, disminuyen el número de turistas", confiesa Carlos Soria.
“En estos momentos nos encontramos en la zona dos de riesgo, y sólo con alerta amarilla preventiva de evacuación. Sólo un aviso de alerta roja significaría la evacuación completa de nuestro hotel, para la cual, ya tenemos los planes de contingencia activados”, comenta el responsable hotelero.
“Estamos en un sector privilegiado, rodeados de cerros que actuaron como una barrera natural frente a la nube de cenizas, por lo tanto, en estos momentos funcionamos con normalidad y pese a la emergencia que se vive en los alrededores y a la evacuación de las familias del sector, nuestro centro turístico realiza sus actividades sin mayores alteraciones”, añade Carlos Soria.
El Servicio de Geología y de Minería de Chile, ha reducido la calificación de la erupción de "moderada" a "menor", sin embargo, no se descartan nuevos eventos explosivos. "Vamos a hacer una campaña en conjunto con Sernatur (Servicio Nacional de Turismo) para potencia la Ruta 215 que va desde Osorno a Bariloche", explica el gerente hotelero, que se muestra optimista. "Junio es un mes de temporada baja. Ahora en julio llegan las vacaciones de invierno, momento ideal para que las familias llegue", concluye.
El lado argentino, el más perjudicado
Sin embargo, aunque el complejo volcánico Caulle-Puyehue esté en territorio chileno, el viento ocasionó que las cenizas volaran hacia suelo argentino. El aeropuerto de la ciudad turística de Bariloche, ubicado a unos 100 km en línea recta del volcán, lleva cerrado desde el pasado cuatro de junio y así permanecerá hasta el primer día de julio.
Mariano Recalde, el presidente de Aerolíneas Argentinas, así lo confirmó: "Ratificamos y anunciamos que a partir del 1 de julio se retoman los vuelos a Bariloche y si hay problemas climáticos se harán aterrizajes en Neuquén (cuyo aeropuerto también está cerrado) o Esquel, desde donde se garantizará el transporte terrestre a Bariloche".
Los empresarios de esta importante zona turística declarada zona de catástrofe pretenden llevar a cabo importantes descuentos en hostelería y en gastronomía, con el fin de garantizar la temporada invernal. Las asociaciones turísticas observan con preocupación cómo gran parte de las reservas para la próxima temporada invernal se están cancelando y que las consultas por alojamiento son inferiores a años anteriores.
Hasta el momento, la evolución de las reservas hoteleras y los niveles de ocupación actuales, pronostican una temporada muy baja con 35 por ciento de ocupación, bastante por debajo de la media de los últimos años en los que se alcanzaba más de un 90 por ciento.
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