La presentación del informe ha sido detodo menos concluyente. No ha satisfecho ni a los defensores ni a los detractores de esta tecnología. El presidente de la Comisión, Rudolf Wieland, ha asegurado primero que "en suma, las 17 centrales presentan un amplio grado de solidez". Sin embargo, ha reconocido que ninguna de ellas cumple los criterios de seguridad planteados por el RSK. Contraria en bloque a la energía nuclear, la oposición criticó el informe por "precipitado" e "irresponsable". Fue redactado en dos meses.
Siete centrales siguen fuera de servicio por la moratoria que Merkel introdujo en marzo a consecuencia de la alarma social provocada por las explosiones de Fukushima. También un octavo reactor, conocido como "el reactor de la averías" de Krümmel (cerca de Hamburgo)-. Apenas medio año antes de ordenar la presente moratoria de tres meses, Merkel había extendido la vida útil de las centrales por una media de 12 años. La impopular decisión contribuyó a que su Unión Demócrata Cristiana (CDU) perdiera en marzo el gobierno de su bastión de Baden-Württemberg. La CDU había gobernado el próspero land durante 58 años.
El verde Winfried Kretschmann, nuevo primer ministro, ha asegurado que los dos reactores de su región afectados por la moratoria permanecerán apagados y que los otros dos "irán desconectándose paulatinamente".
Los movimientos antinucleares alemanes ejercen notable influencia política y social. El presente auge de Los Verdes y su consolidación como gran partido político en los últimos veinte años están estrechamente vinculados al masivo rechazo alemán a la energía nuclear.
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