El Acuerdo de Schengen fue firmado en 1985 en la localidad del mismo nombre en Luxemburgo, fronteriza con Francia y Alemania. Cinco países de la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) (Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo) llegaron a un acuerdo para la supresión de fronteras comunes. El acuerdo tenía dos objetivos: por una parte, eliminar los controles para las personas en las fronteras interiores y definición de las fronteras exteriores comunes y, por otra, un paquete de "medidas compensatorias" para reforzar y aumentar las fronteras exteriores como la cooperación judicial y policial, instauración de derechos de observación y persecución transfronteriza para las fuerzas policiales de los Estados pertenecientes a la zona. Entre estas medidas destacan la cooperación en materia de visados e información a través del Sistema de Información Schengen (SIS).
Al acuerdo inicial de estos cinco Estados se sumaron a principios de los años noventa, Italia, España, Portugal y Grecia. En 1995, Austria firmó el convenio y al año siguiente se incorporaron Dinamarca, Finlandia, y Suecia. Paralelamente se sumaron Noruega e Islandia aunque estos países no forman parte de la Unión.
En 1999, con la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el acervo del convenio de Schengen se incorporó al derecho europeo, mediante un protocolo. En este documento adjunto, del mismo valor que los tratados, el Reino Unido e Irlanda, se establece que pueden participar parcialmente en las disposiciones del acuerdo. Ambos países lo hacen en la cooperación policial y penal en el SIS.
Además de favorecer la movilización de los ciudadanos, el espacio Schengen ha favorecido el dinamismo económico regional y cultural de Europa, de manera especial en las zonas fronterizas. Por otra parte, con un solo visado, cualquier visitante extranjero puede viajar a los 25 Estados pertenecientes al convenio, lo que supone una notable ventaja para el desarrollo de la actividad económica y el turismo. En 2007, se sumaron un buen número de países.
El último vestigio del telón de acero, el control fronterizo que separaba a los antiguos países comunistas de la Europa del Este de las democracias occidentales, cayó en 2007. Los ciudadanos de las antiguas repúblicas socialistas (Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia) y Malta podían desde entonces circular libremente sin controles en las fronteras terrestres y marítimas interiores de estos países. Hasta entonces, 15 Estados formaban el llamado espacio Schengen.
Con los nuevos nueve socios, la zona Schengen quedó formada por 24 países con una población de 404 millones de ciudadanos. Las fronteras exteriores de este espacio ampliado de libre circulación de ciudadanos aumentaron en 4.278 kilómetros, siendo las más extensas Bielorrusia (1.264), Rusia (1.058), Croacia (1.014) y Ucrania. Liechtenstein lo firmó en febrero de 2008. Desde entonces, Polonia se convirtió en el gran guardián de la última frontera de Europa, el límite más oriental del imperio Schengen, lo que obligó a las autoridades polacas a blindar la línea que les separa de sus vecinos de más al Este. El objetivo: tapar el principal agujero de entrada de inmigrantes de la ex Unión Soviética y Asia.
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