El 30 de septiembre de 2004, Pfizer retiraba del mercado Vioxx, un antiinflamatorio de última generación que no pudo cumplir con sus prometedoras expectativas por los riesgos vasculares que se asociaron a su consumo. Desde entonces, el debate sobre la seguridad de esta clase de fármacos ha sido una constante en el ámbito científico.
Una revisión de estudios añade más leña al fuego de esta controversia. Según sus datos, no sólo los analgésicos más modernos de este grupo -los inhibidores de la COX-2, a los que pertenecía Vioxx- aumentan el riesgo de sufrir un problema de corazón. También los tradicionales antiinflamatorios no esteroideos –como el ibuprofeno- se relacionan con una mayor probabilidad de padecer un infarto o un ictus.
Las conclusiones del trabajo, publicado en la revista 'British Medical Journal', se basan en el estudio de 31 investigaciones previas con datos de 116.429 pacientes, en su mayoría personas mayores con problemas musculoesqueléticos y en tratamiento con algún tipo de antiinflamatorio.
Aunque el aumento del riesgo detectado no fue muy alto, los autores de este trabajo –investigadores de la Universidad de Berna (Suiza)- reclaman a los especialistas médicos que, a la hora de prescribir un antiinflamatorio, no se olviden de evaluar el riesgo cardiovascular.
Según cada paciente
"Es necesario hacer una valoración individual del paciente para estar seguros de que los beneficios del fármaco superan en cada caso a sus riegos", coincide Javier Rivera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología.
Según este especialista, en nuestro país existe desde 2008 un documento de consenso sobre el uso de estos fármacos en pacientes reumáticos con recomendaciones sobre su uso para minimizar los riesgos. "No sólo hay que pensar en los trastornos de corazón. También hay que tener en cuenta los trastornos digestivos, por eso, en algunos casos hay que pensar en una alternativa", subraya.
Según las conclusiones del trabajo, el naproxeno parece tener el perfil más seguro de la familia. Sin embargo, los investigadores recuerdan que sus resultados necesitan ser ratificados por posteriores investigaciones.
El estudio se centró en el análisis de un grupo de pacientes con dolor crónico y que, generalmente, habían seguido un tratamiento prolongado con antiinflamatorios, por lo que sus resultados no pueden extrapolarse a los casos en los que el consumo de estos analgésicos es esporádico.
Sin embargo, Rivera recuerda que no es adecuado abusar de los antiinflamatorios y, aún menos, si no existe indicación médica. "Para un dolor de cabeza, es mucho mejor optar por el paracetamol, que no tiene tantos riesgos asociados", concluye.
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