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domingo, 13 de febrero de 2011

Contra el machismo de Il Cavaliere


"¡Ahhhhh!" Un grito desgarrador, doloroso y liberador está recorriendo hoy Italia. Desde Bari hasta Arcore (la localidad a la afueras de Milán donde se encuentra la mansión de Silvio Berlusconi escenario del bunga-bunga), pasando por Roma, Nápoles y otras 250 localidades del país. Cientos de miles y miles de gargantas están gritando al unísono su rechazo por la imagen prostituida de la mujer que transmite Il Cavaliere y que ha alcanzado su punto culminante con el 'caso Rubi', en el que el primer ministro italiano está acusado de pagar a menores de edad a cambio de relaciones sexuales.

'Si no ahora, ¿cuándo?' es el nombre de la manifestación a favor de la dignidad de la mujer (y de la dimisión de Silvio Berlusconi como primer ministro) que se está celebrando en numerosas localidades italianas y que están secundando millares de personas, varones incluidos. Según los organizadores, un millón de personas se han echado a las calles con este motivo.

Las movilizaciones comienzan todas con un grito de rabia y de horror contra el estereotipo de mujer que promueve el berluscononismo. "Una mujer que se abre camino gracias a su físico y que está dispuesta a mantener relaciones sexuales con ancianos jerarcas a cambio de un papel en programa de televisión o de ver su nombre en las listas electorales. Es sencillamente asqueroso", sentencia Claudia Lunedì, arquitecta de 37 años y una de las asistentes a la manifestación de Roma, que ha conseguido llenar hasta reventar la inmensa Plaza del Popolo. Hay abuelas, madres, hijas y también muchos hombres.

"¡Basta!", es el simple lema que se lee en muchas pancartas. "Pobre hermana Italia", se compadece un rótulo. "Otros tipo de mujeres y otro tipo de hombres para otro tipo de país", exige un póster. "Queremos un país que respete a las mujeres", se pide en un gran cartel.

La protesta, convocada por asociaciones de mujeres sin el respaldo, está logrando su objetivo de no convertirse en un evento politizado. No es sólo que apenas se vean banderas o insignias de formaciones políticas o de sindicatos (tal y como habían solicitado las organizadoras) sino que la movilización está reuniendo tanto a personas de izquierdas como de derechas. La prueba está en Giulia Buongiorno, diputada del centro-derecha y una de las personas que han tomado la palabra durante la movilización de Roma.

"Yo ideológicamente me siento cercana al centro-derecha, a los democristianos. Pero esto es demasiado, es un insulto, una auténtica vergüenza. No es de recibo un primer ministro que desprecia a la mitad de la humanidad y que considera a las mujeres como seres al servicio de los hombres, él el primero", se queja Paulina Matteoti, una profesora jubilada que ha venido a manifestarse junto a un grupo de amigas.

"Yo estoy aquí porque quiero demostrar que no todas las italianas somos velinas y que este país no es sólo pornografía", nos cuenta Carlina Rossi, ama de casa. "“Y yo estoy aquí porque tengo una hija, una madre y una esposa y me da asco pensar que nuestro primer ministro las vea como mercancía, como objetos de usar y tirar", afirma Francesco Ragazzini, un médico.

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