"Regresaremos". Ésta es la palabra que aparece cuando se teclea la dirección www.fizy.com en Turquía. Un fondo negro, un eclipse de sol, imágenes de un Estambul nocturno y vibrante. Una canción de fondo, pero sólo una en lugar de los 75.000 millones de archivos musicales a las que ofrece acceso Fizy. Las demás están bloqueadas por orden judicial: Fizy vulnera las leyes del 'copyright', según la industria musical turca.
Legal o no, Fizy, una aplicación creada precisamente por un equipo turco, es una de las webs más apreciadas por los amantes de la música gratis. Así lo confirmaron la semana pasada los Mashable Awards, unos prestigiosos premios que reparte anualmente la homónima web, basada en Nueva York. Fizy fue galardonada como 'mejor servicio para descubrir música'.
La web de Mashable destaca su enorme sencillez -basta con teclear una palabra en un campo para obtener inmediatamente una lista de canciones relacionadas y escucharlas 'online'- y su inmensa base de datos que no sólo permite acceder de inmediato a cualquier canción alguna vez colocada en Internet por algún 'friki', por desconocida que sea, sino también los vídeos relacionados, si existen.
No hay más. Ni adornos ni publicidad ni diseño. Una estética minimalista combinada con la máxima eficacia y un 'streaming' impecable. "Una fantástica escasez, pulida y superrápida" -resumía ya en 2009 un crítico del diario Washington Post- lo que hace que sea "tan adictiva como ilegal y el motivo por el que la echaré de menos cuando desaparezca", dando por supuesto que era cuestión de tiempo.
Ahora ha llegado el momento: en diciembre del año pasado, la Sociedad Industrial Fonográfica de Turquía (MÜ-YAP, algo así como la SGAE turca) denunció Fizy en los juzgados de Estambul por facilitar el acceso a canciones cuyos derechos posee. La web no es más que un buscador, similar a Google: no dispone de un espacio propio ni de una comunidad de usuarios como Youtube ni pone en contacto a ordenadores privados como hace Emule. Aun así, el fiscal decidió bloquear el acceso como medida preventiva.
La austeridad visual de Fizy hace juego con su comunicación mediática. Reklam Z, una gran empresa turca de publicidad, confirma que posee "parcialmente" la marca Fizy (algunos periódicos aseguran que compró el 40%), pero sus ejecutivos declinan opinar sobre la denuncia y derivan toda cuestión al inventor y dueño de la marca, Ercan Yaris.
De Yaris se sabe muy poco, salvo que Fizy nació por el hastío de no encontrar la música que a él le gustaba y que incluso almorzó con directivos de Google antes de vender parte de su invento a una empresa turca. Su página web personal es tan escueta como la estética de sus inventos: "Vivo en Estambul. Soy el robot de fizy, liveza [una web con resultados de partidos de fútbol], trendly [donde una comunidad de usuarios puntúa a dos conceptos, marcas, personajes o ideas rivales] y lunar [la marca que agrupa las tres anteriores]. No soy social, así que no uso facebook. Leo a diario textos sagrados. No tengo tiempo de 'tuitear' nada. Intento entender Da Vinci. Éste es mi correo". Pero un correo con cuestiones de este periódico se quedó sin respuesta.
La prensa turca aventura que los premios Mashable deberían ayudar a Fizy a resolver sus problemas con la MÜ-YAP, aunque otros temen que será sólo el primer paso para ilegalizarla en todo el mundo. Sus fans se adherirán a la conclusión de Washington Post: "Mientras dure, gracias por la música".
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