A 4.000 metros de altura todo se ve diferente. En este caso, todo se ve de color azul y, sobre todo, blanco. Es lo que tiene volar en globo aerostático por las instalaciones de Grandvalira en Andorra, atisbando el horizonte aunque, al mismo tiempo, viendo al fondo las pistas de esquí y un paisaje sin igual. Toda una experiencia.
Si uno está cansado de esquiar todo el día en Grau Roig, Grandvalira le ofrece una actividad más que curiosa: volar. Dejar los problemas en tierra y elevarse por el aire sin ninguna preocupación en la mochila. Para ello pone a disposición de sus clientes un globo aerostático que, cada mañana a las 7.30 horas y durante una hora y media, permite a sus visitantes ver desde un punto de vista diferente sus pistas y, ya puestos, desplazarse a tres lugares dispares cruzando tres fronteras.
"Pensamos que es algo pintoresco y hasta romántico. Los recorridos arrancan en nuestras instalaciones de Grandvalira en Grau Roig con destino a Andorra y de ahí, rumbo a Francia, a la Cerdeña, donde finaliza el viaje", relata Àngel Panicello, responsable del equipo de actividades de aventura Grandvalira-Grau Roig.
Desde el aire, los pasajeros vislumbrarán las 1.926 hectáreas de Grandvalira y completarán las vistas con otros recovecos de la zona, en una experiencia cuanto menos diferente y única. "Así lo creemos. La iniciativa nace de nuestra firme intención de ampliar nuestra oferta de actividades, que cuenta con viajes en motos de nieve, construcción de iglús, submarinismo o rutas en helicóptero. Son peculiares y novedosas, y eso lo valora nuestro público", explica Panicello.
Aterrizaje en la nieve
Por 300 euros por persona y 220 para niños de 5 a 12 años, con un mínimo de cuatro personas y un máximo de 12, sus clientes pueden gozar de volar tras esquiar. Relax entre nubes en medio de una iniciativa diferente. De hecho, entre la oferta también se puede descender en parapente en Grandvalira-El Tarter para aterrizar con los esquís en la nieve. Un complemento para gente que busca todavía más emociones en sus vacaciones.
"Es algo único y pensamos que puede atraer a cualquiera porque ofrecemos un producto con sostenibilidad aunque es cierto que está destinado a ciertos clientes. Es algo exclusivo aunque también curioso", confirma el responsable de la actividad.
Volar y disfrutar, eso es lo que buscan los clientes de Grandvalira, que están respondiendo de forma "exitosa" a esta iniciativa. No en vano, desde que fue inaugurada durante los primeros días de este mes de enero y hasta la fecha, el número de reservas ha ido en aumento. "Nuestros clientes están demostrando mucha confianza en estos vuelos en globo aerostático porque ven que es una idea curiosa, bonita e interesante", sentencia Panicello.
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