Es la emperadora de Túnez, dueña de la voluntad del presidente y de los torcidos destinos de un país que ha explotado de rabia. Leila Trabelsi encarna como nadie los demonios que la revuelta ha querido exorcizar incendiando la calle: una maraña de corrupción con epicentro en su clan y un sistema que asfixia al pueblo mientras tiende alfombra roja al paso de sus propias élites.
Que son, sobre todo, miembros de la todopoderosa familia de la primera dama, que se arropa con alta costura facturada en París y Milán y a la que más vale arrimarse si se quiere conservar la silla en el gabinete tunecino.
Su biografía se desdobla según quien la refiera. Muchos detalles son un misterio, coloreados en los papeles oficiales y embarrados en la lengua de un pueblo que no la ama.
La Mata Hari del país de los jazmines
Para unos muchos es la arribista encumbrada desde una infancia opresiva once hermanos a los que el cabeza de familia mantenía vendiendo frutos secos y una peluquería de barrio hasta la presidencia de la nación. Un meteórico ascenso gracias a sus encantos de 'cortesana'.
Una Mata Hari que primero cortó la cuerda de Ben Ali con su primera esposa, Naima Kéfi madre de sus tres hijas, y luego deshizo los lazos del gobernante con su propio pueblo.
Se le atribuye una personalidad manipuladora hasta el esperpento: las malas lenguas dicen que consiguió que Ben Ali se divorciara asegurando que el bebé que llevaba en su vientre era un niño, el sueño del presidente.
Finalmente dio a luz a una niña, Nesrine, en Bruselas. Corría el año 1986 y los amantes aún no estaban casados (no lo hicieron hasta 1992). Mucho tardaría aún el 'príncipe heredero', Mohamed, al que Leila dio a luz en 2005, trece años después de tener a su segunda hija, Halima.
Con la llegada de Mohamed se cumplió el sueño de su padre, cuya voluntad quedó aún más si cabe bajo el influjo de su esposa. Leila ha ido creciendo en estatura pública en los últimos años. Sobre todo tras las elecciones de 2009, cuando comenzó a leer algunos de los discursos de su marido.
¿Una sucesión a lo Kirchner?
Por eso hay quien especula con una sucesión a lo Kirchner, aunque otros opinan que canalizará su ambición a través de su hermano Belhassen, padrino del clan Trabelsi.
Los documentos oficiales se empeñan en dibujar a una mujer bien distinta. Una luchadora por los derechos de las mujeres árabes que trata de conciliar modernidad y tradición a través de la OFA (Organización para la Mujer Árabe). Y una primera dama que se desvela por los más débiles y visita frecuentemente y por sorpresa colegios de niños con problemas y asilos de ancianos.
A la reina de Cartago, como se la conoce, se la achaca un papel crucial en la última crisis. Incluso se dice que se encuentra fuera del país, con un saco de lingotes de oro del tesoro público. Aunque lo más probable es que siga dentro, gobernando en la sombra y asegurándose de que todo cambie para que todo siga igual.
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