Una de las cualidades más importantes de un buen político consiste en saber gestionar las crisis, reaccionar de forma rápida y adecuada a aquellos sucesos que se salen del guión establecido.
Como el tiroteo de Tucson. A los cinco días de la tragedia, parece haber consenso en que la cotización del presidente Obama sube, mientras que la de Sarah Palin baja.
En las horas que siguieron a la masacre, algunos analistas y políticos de izquierda y de derecha se enzarzaron en una discusión sobre la influencia del agrio clima político en el infame acto del presunto asesino, Jared Lee Loughner.
Las dianas en el mapa de Palin formaron parte de la discusión, pero el icono de la América conservadora se limitó a emitir un breve comunicado para expresar sus condolencias.
No fue hasta el miércoles cuando Obama y Palin se dirigieron a la nación para abordar la tragedia de Tucson. El presidente lo hizo a través de un discurso en un acto de homenaje a las víctimas en la Universidad de Arizona. Palin, con un vídeo de unos ocho minutos colgado en su página web.
Decepción por la reacción de Palin
Aunque sus respectivos discursos tuvieron algunos puntos en común, por ejemplo en la condena de la violencia, el tono general fue bastante diferente. Mientras Obama lanzó un mensaje de reconciliación, Palin dedicó buena parte de su discurso a cargar contra sus críticos, dando rienda suelta a su resentimiento ante algunas injustas acusaciones que la vincularon a los hechos.
Además, en un momento en el que buena parte de la clase política expresó su voluntad de rebajar la temperatura de un debate a menudo encendido, respondiendo así a la demanda popular de unidad ante el dolor por la tragedia, Palin optó por utilizar un tono desafiante, y habló demasiado de sí misma. Su mención al "libelo de sangre" sólo sirvió para encrespar unos ánimos que se habían calmado tras conocer mejor los problemas mentales de Loughner.
Varios políticos e intelectuales conservadores expresaron su decepción por la respuesta de Palin. "La forma más efectiva para elevarse por encima [del debate] sería haber hablado del sufrimiento, la tragedia, la esperanza, la fortaleza, y la recuperación", dijo el ex portavoz de George Bush, Ari Fleischer. "Pero ella siguió un camino más convencional, y habló más de ella que de las víctimas".
Obama sube en las encuestas
El hecho de que el discurso de Obama llegara horas después del mensaje de Palin, en plena polémica por el uso del concepto "libelo de sangre" vinculado al antisemitismo, sirvió para realzar su mensaje de reconciliación y unidad.
El inquilino de la Casa Blanca retomaba así un tema que fue central en su emergencia política, pero que se ha visto eclipsado por sus errores desde que asumió la presidencia.
"En lugar de señalar o asignar culpas, utilicemos esta ocasión para expandir nuestra imaginación moral, para escucharnos el uno al otro más atentamente, para afilar nuestros instintos de empatía, y para recordarnos de todas las formas que nuestros sueños y esperanzas están unidos", dijo Obama en uno de los fragmentos más citados de su discurso.
Incluso algunos de los críticos acérrimos de Obama, como el columnista Charles Krauthammer, reconocieron tras el discurso que éste podría representar un punto de inflexión en la trayectoria de la presidencia Obama, al igual que lo fue el atentado de Oklahoma para Bill Clinton.
De momento, todas las encuestas realizadas en los últimos días registran un aumento en la popularidad de Obama, que algunas sitúan ya por encima de la cifra mágica del 50%.
Así pues, todo parece indicar que Obama ha sabido captar mejor el sentir de la ciudadanía en este momento de dolor, aprovechando la oportunidad política que le presentó la tragedia de Tucson. Todo lo contrario que Sarah Palin, un personaje que genera cada vez una mayor polarización, y cuyas opciones de ser la candidata republicana en las presidenciales del 2012 tienden a la baja.
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