El doctor Antonio González, responsable del área de Ginecología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, explica la clave de estas 'cuentas de la vieja' que pueden despistar a más de uno: "La duración del embarazo cambia dependiendo de si se cuenta desde la fecha de la última regla, o bien de la última ovulación".
El truco, señala, es que la mayoría de mujeres sabe con precisión cuando menstruó por última vez, mientras que es imposible saber cuándo se produjo la ovulación ("salvo que el embarazo sea fruto de un único coito"). Por eso, de forma convencional, "en la consulta sumamos 280 días a la fecha de la última regla para calcular la fecha del parto". Es decir, 40 semanas.
Si usted fuese una de esas mujeres capaces de calcular con precisión su ovulación (generalmente hacia los 14 días posteriores a la regla), "el tiempo real que pasa el feto en el útero desde la concepción hasta el parto es de 266 días" (equivalentes a los nueve meses que se han atribuido al embarazo toda la vida). Es decir, 38 semanas.
Como aclara el ginecólogo madrileño, debido a esas cuentas, se considera que el embarazo ha llegado a término cuando la mujer ha cumplido entre las semanas 37 y 42 de embarazo. Por debajo, se considera una gestación pretérmino, mientras que pasada la semana 42 se habla de un embarazo prolongado y en muchos centros optan por inducir el parto para evitar riesgos a la madre y a su bebé. "A partir de ese límite, la placenta, que es el pulmón del feto, se envejece; y eso puede causarle problemas de respiratorios y de alimentación".
A pesar de los avances, de la ciencia, de los cambios sociales acaecidos, los 266 días de mantienen como una medida biológica inmutable, asegura González. "La única diferencia es que antes se hablaba de meses lunares para calcular la salida de cuentas y ahora hemos recurrido a las semanas y los días, pero entre el 70%-80% de las mujeres cumple los 280 días después de su última regla".
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