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viernes, 5 de noviembre de 2010

China se moviliza para el censo más grande de la historia del planeta

"El censo es bueno para todos", reza un anuncio en un muro de una avenida de Pekín. En la capital china cualquier pared sirve como vía de comunicación entre las autoridades y los ciudadanos. Aquí y allá uno puede ver eslóganes que animan a la población a contribuir a la armonía social o a comportarse de forma cívica. Y en el caso de la macro encuesta de población que estos días lleva a cabo el Gobierno no podía ser para menos.

Carteles de todos los colores, en inglés y en chino, así como numerosas frases con un estilo pomposo que supera al de cualquier anuncio electoral. "Hazlo bien en el censo para ayudar a convertir Pekín en una ciudad armoniosa". O también: "la armonía es crucial para una sociedad armoniosa. La gente es la prioridad en el censo".

Estos lemas son sólo una prueba de la empresa titánica que ha emprendido el Gobierno chino para actualizar sus estadísticas sobre población. Por sexta vez desde 1953, ha puesto en marcha la maquinaria para contar su población. Las cifras dejan a la altura del betún otras iniciativas por el estilo en cualquier país. Durante diez días seis millones de encuestadores tienen la misión de recopilar información sobre aproximadamente 400 millones de hogares. Por si fuera poco, una vez acabado, visitarán de nuevo a unos 150 millones de personas con el fin de ajustar los datos.

Para la mayor parte de los habitantes, el censo es un procedimiento muy sencillo y rápido. Bien reciben una llamada o una visita a domicilio con el cuestionario para rellenar. Sólo un porcentaje pequeño de los encuestados deberán responder un formulario más amplio de 45 preguntas.

Pero los muros de Pekín hablan de otra realidad a pie de calle. La última vez que se realizó un censo de este tipo fue en el año 2000. Entonces, los resultados revelaron una población total de 1.270 millones de habitantes, unos cuantos millones por debajo de lo esperado. Este desfase, más que ser un error de cálculo previo, se debió principalmente al miedo a revelar los datos en familias que hubiesen violado la política del hijo único o bien entre emigrantes de zonas rurales sin permiso de residencia en las ciudades.

Precisamente, el grupo de trabajadores emigrantes es el que más plantea el mayor reto de cara al censo. El Gobierno chino calcula que hay entre 150 y 200 millones de personas en esta situación.

Abstenciones

Es el caso de Feng, una mujer de 50 años natural de la provincia de Shaanxi que desde hace unos meses trabaja como barrendera en la estación Oeste de Pekín. "No participaré porque mi Hukou (permiso de residencia) no es de aquí". Lo que Feng aún no sabe es que la encuesta de este año ha cambiado de procedimiento y ya no considerará el lugar de nacimiento de cara al recuento, sino el lugar donde uno reside de hecho.

Un poco más allá de la estación de tren donde trabaja, junto a unas obras, hay más carteles publicitando el censo. La ubicación no es una coincidencia.

El sistema de registro o Hukou fue instaurado para controlar los flujos de población hacia las ciudades, pero un paseo por unas obras, además de las estadísticas sobre emigración, basta para confirmar que no ha podido contenerlos. Sobre el papel, un ciudadano chino nacido en el campo debe cambiar su permiso de residencia, algo que no todos logran. Lo que este sistema ha provocado más bien es que haya habitantes que tengan más derechos que otros, puesto que el hukou da acceso a servicios como la educación o la sanidad. Por esta razón, algunas voces críticas ya han pedido que sea abolido.

El censo también puede desatar suspicacias entre quienes han violado la política del hijo único, que suele ser más estrictas en las zonas urbanas. Una familia que tuviese más de un hijo sin contar con el permiso para ello podría ser multada con hasta 30.000 dólares, de ahí que prefieran ocultarlo. Algunos están dispuestos a afrontar la sanción si son pillados, otros simplemente no se lo podrían permitir.

El Gobierno ha asegurado que los datos serán destruidos una vez sean analizados y se hayan publicado las estadísticas. Aún así, ha realizado una intensa campaña en televisión, en periódicos e incluso en los muros de la ciudad para combatir el escepticismo.

La encuesta servirá además para actualizar el número de extranjeros en China, aunque en este caso el cuestionario será bastante más simple que para los chinos. Tan sólo se les preguntará por el nombre, la fecha, el período y el propósito de la estancia. Las autoridades también afirman que el censo no servirá para expulsar a ningún extranjero que resida de forma ilegal en el país.

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