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martes, 16 de noviembre de 2010

Berlusconi aboga por las elecciones anticipadas si el Parlamento no lo apoya


El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha abogado por la convocatoria de elecciones anticipadas como única opción plausible en el caso de que se verifique que no goza de la confianza del Parlamento.

Ésta es la conclusión a la que llegaron el jefe del Gobierno italiano y su aliado Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, en una reunión en la residencia que el mandatario posee en la localidad de Arcore, a las afueras de Milán, según han informado los medios de comunicación italianos.

Un encuentro que se produjo horas después de que los integrantes del Ejecutivo italiano que pertenecían al grupo Futuro y Libertad (FLI), liderado por el ex aliado de Berlusconi, Gianfranco Fini, presentaran, como ya habían anunciado, su dimisión irrevocable.

'Il Cavaliere' descartó así la posibilidad de recurrir a lo que se ha llamado "una crisis pilotada", opción barajada por la Liga y que apostaba por que Berlusconi dimitiera, habiéndose asegurado de forma previa el apoyo necesario para formar un nuevo Gobierno cuando se abrieran las consultas tras su dimisión y sin necesidad de convocar comicios anticipados, abriendo la puerta a un "Berlusconi bis".

Berlusconi y Bossi apostaron, en cambio, por verificar los apoyos con los que cuenta el Gobierno en el Parlamento, después de que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado.

"El pacto de hierro entre Berlusconi y Bossi" ha excluido la "eventualidad de un Berlusconi bis", dijo a la salida de la reunión el ministro de la Defensa, Ignazio La Russa, quien agregó que si el Ejecutivo no contara con la confianza del Parlamento "la hipótesis es la de reiterar con fuerza la petición de celebrar elecciones anticipadas", ya que, en ese caso, "los electores tendrían que volver a tener la palabra".

Comprobar la confianza

El pasado sábado Berlusconi anunció su intención de presentar una moción de confianza sobre la actuación del Ejecutivo que lidera, primero en el Senado y después en la Cámara de los Diputados, donde su mayoría ha quedado en entredicho tras la escisión de Fini del partido en el Gobierno, el Pueblo de la Libertad (PDL).

A estas mociones de confianza promovidas por Berlusconi, se sumaba a la moción de censura presentada contra el Ejecutivo el viernes por el principal partido de la oposición, el Partido Demócrata (PD), junto con el también opositor Italia de los Valores (IDV).

En el caso de que Berlusconi no encajara la confianza en una de las dos cámaras del Parlamento, o la moción de censura al Ejecutivo fuera aprobada, la Constitución italiana prevé que el primer ministro presente su dimisión al presidente de la República, en este caso Giorgio Napolitano.

En dicho contexto la responsabilidad pasaría al presidente de la República, que tendría que abrir las consultas con todos los partidos políticos y decidir entre las distintas opciones que le permite la Carta Magna: convocar nuevas elecciones, pedir que se forme un nuevo Gobierno de transición, o disolver tan sólo la Cámara en la que Berlusconi haya perdido la confianza.

Una opción, esta última, que el presidente de la República no ve con buenos ojos y que no se aplica en Italia desde 1963, cuando los mandatos de Cámara y Senado no tenían la misma duración y la disolución de una de ellas se aplicaba como una medida de ajuste.

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