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viernes, 15 de octubre de 2010

Operarse de las hemorroides ya no da tanto miedo


Es ese dolor que muchos pacientes sufren en silencio. Las hemorroides afectan al 50% de la población mayor de 50 años y, hasta ahora, la técnica quirúrgica clásica para extirparlas acarreaba una merecida mala fama por las complicaciones y las molestias del posoperatorio. Ahora, una nueva cirugía ambulatoria, que empiezan a llevar a cabo varios hospitales españoles, podría acabar con este sufrimiento añadido.

"Las hemorroides son el precio que tenemos que pagar por nuestra bipedestación", bromea el doctor Fernando Noguerales, cirujano del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid) y uno de los pioneros de la nueva técnica en nuestro país, para explicar el origen de esa molesta dilatación venosa.

Las dos situaciones que pueden aconsejar operar una hemorroide son que sangre de manera frecuente o que ocasionen dolor y molestias al paciente, "no tiene tanto que ver con el tamaño, como mucha gente piensa", aclara el cirujano madrileño.

Hasta ahora, la técnica clásica para acabar con estas molestias consiste en extirparlas a través del ano, lo que deja en el lugar de la ligadura una herida que molesta al paciente y alarga el posoperatorio durante varios días ("las heces se vuelven más alcalinas y escuecen, los pacientes estreñidos lo pasan mal... y por eso muchos pacientes aguantaban durante años evitando el quirófano").

La alternativa que propusieron ya hace unos años unos cirujanos italianos no se basa en extirpar las hemorroides, sino en suturarlas en vertical y 'fruncirlas' para que no salgan al exterior y no moleste. Como explica el doctor Noguerales, la técnica requiere introducir un instrumental por el ano para 'escuchar' el flujo de las arterias ("como si fuese un radar"); de ahí el nombre técnico de la intervención: desarterialización y hemorroidopexia guiada por Doppler.

Una vez localizadas las dos arterias hemorroidales, se suturan por seis puntos, "de manera que ya no sangren y no quede ninguna herida externa que pueda molestar al paciente". La primera ventaja que nota el paciente es que puede volver a casa en cuatro o cinco horas, en cuanto se pasan los efectos de la anestesia local. "Lo primero que me dicen es, 'doctor, no me noto nada'", aclara el especialista, que lleva intervenidos a cerca de 100 pacientes en los últimos dos años ("aunque los pioneros italianos llevan ya más de 700").

Lo corrobora Martín, 45 años, que pasó por el quirófano hace sólo una semana y ya está haciendo vida normal. "Mi cuñado se había operado hace cuatro años y yo esperaba pasar dos meses con dolores después de operarme, pero ha sido sólo una semanita y estoy 'de lujo'", confiesa. "La primera vez que vas al baño sí es molesto y duele, pero a los dos días todo vuelve a ser normal", bromea.

No todos los pacientes que deben operarse de hemorroides son candidatos para esta cirugía mínimamente invasiva ("si están tomando anticoagulantes, no toleran la anestesia regional o tienen patologías asociadas..."); además, es posible que no sea eficaz a la primera y sea necesario reintervenir al paciente. Aunque como aclara el doctor Noguerales, eso no ha ocurrido de momento en los pacientes que ya la han probado en Alcalá de Henares, y cuenta con la ventaja de ser "una técnica reversible".

Martín sabe que se trata de una técnica nueva, "y el médico me ha dicho que no saben qué puede pasar con la sutura en el futuro", incluso que podría ser posible que se tenga que operar de nuevo. Pero acepta el riesgo y de momento se prepara para volver a trabajar después de recibir el alta. Sus hemorroides ya han dejado de sangrar como le ocurría antes a diario.

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