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viernes, 15 de octubre de 2010

Cuando los fármacos y los alimentos no se llevan bien


"Tómeselo tres veces al día, después de las comidas". ¿Cuántas veces ha escuchado esta frase en la consulta del médico o en la farmacia? ¿Hace caso al consejo?

En contra de lo que muchos creen, seguir recomendaciones como ésta es importante, ya que determinados medicamentos pueden ser más o menos efectivos en función de cuándo, cómo y con qué se consuman.

"Algunos fármacos deben administrarse con comida, porque se absorben mucho mejor. Otros, por el contrario, deben tomarse con el estómago completamente vacío porque si no, la comida anula su efecto. Y, en ocasiones, también hay que tener en cuenta qué tipo de alimentos acompañan al medicamento", explica Santiago Cuéllar, jefe del Departamento Técnico del Consejo General de Farmacéuticos.

Según este especialista, no todos los alimentos se llevan bien con pastillas y jarabes, por lo que es fundamental consultar el prospecto antes de ingerir cualquier medicamento.

"Algunos antibióticos, como las tetraciclinas no deben administrarse con leche u otros lácteos porque no se asimilan bien", remarca. Lo mismo ocurre con las fluroquinolonas (también empleadas como bactericidas), o los bifosfonatos, (un tipo de fármacos que se utilizan contra la osteoporosis), cuya relación con los derivados de la leche tampoco es buena.

Los pacientes en tratamiento con anticoagulantes orales -como el popular Sintrom- también deben tener especial cuidado con lo que comen, ya que para ellos, tomar muchos alimentos ricos en vitamina K, como las espinacas, las judías, la coliflor o el brécol, puede ser perjudicial.

"Si hay un consumo excesivo de estos productos se reduce considerablemente la eficacia de los anticoagulantes, que precisamente son antagonistas de la vitamina K", aclara Cuéllar.

También los zumos de fruta pueden producir interacciones con ciertos medicamentos por lo que, en general, se recomienda tomar los fármacos con un vaso lleno de agua, sobre todo, si la indicación es que se consuman fuera de las comidas (una hora antes de comer o dos horas después de haber terminado).

Pero no son solo los alimentos los que interfieren en los efectos de los fármacos. También estos últimos pueden dificultar, y mucho, una correcta absorción de los nutrientes.

Santiago Cuéllar pone algunos ejemplos: "Los antiepilépticos tienden a incrementar las necesidades de ácido fólico , por lo que se aconseja a los pacientes que los toman que incluyan en su dieta suplementos de esta vitamina", señala.

También algunos fármacos para adelgazar pueden producir un déficit nutricional ya que, como indica Cuéllar, "con ellos el cuerpo absorbe menos grasa y también menos vitaminas liposolubles".

Para aclarar cualquier posible duda, este especialista recomienda preguntar siempre al farmacéutico. "Es la mejor manera de no correr riesgos", concluye.

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