El 18 de octubre de 1967, nueve días después de ser asesinado, Fidel expresó que éste “no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta tierra. […] Y ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa se agigantan, cada día se adentran más profundamente en el corazón de los pueblos”.
Ocho balas de odio y codicia imperialista no segaron, pues, la vida de Ernesto Che Guevara; con su cobarde actitud, el asesino gobierno imperialista que ordenó apretar el gatillo consiguió justo el efecto contrario: resaltar a un hombre con decoro, inmortalizar a un Hombre Nuevo.
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