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jueves, 12 de agosto de 2010

¿Sustituimos el sexo por la comida?

El corazón de una persona obesa se ve obligado a oxigenar una gran masa corporal. Este trabajo extra se traduce en el desarrollo de hipertensión arterial, enfermedad ligada a la obesidad que aumenta el compromiso cardiovascular. A consecuencia de todo ello, la vitalidad de estas personas disminuye y, con ella, la resistencia y el vigor que mantiene al hombre activo durante sus relaciones sexuales. Por este motivo, disminuye la libido y la motivación sexual que, en ocasiones, se sustituye por comer de forma compulsiva.

Pero el sobrepeso también afecta a las mujeres de diferentes maneras, como en la dificultad que encuentran para quedarse embarazadas. Ambos sexos también deben hacer frente a la tendencia del culto al cuerpo y a determinados cánones de belleza en los que imperan la excesiva delgadez, inconvenientes que encuentran por su aspecto físico para relacionarse.

Relación demostrada. A pesar de que el impacto de la obesidad sobre la salud del organismo se conoce desde hace tiempo, no ha sido hasta ahora cuando se ha asociado el exceso de kilos con la calidad de las relaciones sexuales. Especialistas del Instituto de la Salud y la Investigación Médica francés, en un trabajo publicado en "British Medical Journal", han encuestado a más de 10.000 personas (2.725 varones y 3.651 mujeres con peso normal, 1.488 hombres y 1.010 mujeres con sobrepeso, y 350 hombres y 411 mujeres con obesidad), con edades de entre los 18 y los 69 años, sobre sus hábitos, entre los que se preguntaba por su vida sexual.

Según los resultados de la investigación, el número de mujeres obesas que ha tenido encuentros sexuales es significativamente menor que las participantes con normopeso, y también han sido las participantes que menos importancia han dado a la sexualidad en su vida personal. En el caso de los hombres, también los que sufren sobrepeso han tenido menos posibilidades de tener pareja durante el último año. Un hallazgo sorprendente ha sido que los hombres con exceso de peso han tenido más probabilidad de padecer disfunción sexual, y que tanto ellos como ellas ­con sobrepeso­ mantienen relaciones sexuales sin tomar medidas de protección.

Menos medidas anticonceptivas. El estudio del Instituto francés de Salud ofrece, también, resultados inesperados: la tasa de embarazos no deseados es cuatro veces mayor en las mujeres obesas, son menos propensas a acudir a centros de planificación familiar para pedir información sobre contracepción y a utilizar métodos anticonceptivos.

Sin embargo, los expertos señalan que sólo se han centrado en el uso de píldoras y preservativos, y no en métodos de larga duración. Ahora habrá que conocer la razón. Los especialistas creen que las respuestas están condicionadas a factores psicológicos, biológicos y sociales.

Obesidad y fertilidad. La obesidad también conlleva trastornos de ovulación y alteraciones importantes en el sistema endócrino asociado a la reproducción. Muchas pacientes con problemas serios de sobrepeso sufren alteraciones en su ciclo menstrual: no ovulan, no tienen menstruación o ésta es irregular. Todo ello genera, a su vez, problemas de infertilidad. También se relaciona el síndrome del ovario poliquístico con el binomio obesidad e infertilidad.

Este trastorno implica anovulación (falta de ovulación) o disminución de la ovulación, ovarios con multitud de quistes, niveles desequilibrados de andrógenos (hormonas sexuales masculinas) y, en un 50% de las afectadas, obesidad. Por este motivo, los especialistas, ante situaciones de infertilidad asociada a obesidad, insisten en adoptar medidas para los kilos de más antes de intentar quedar embarazadas, sobre todo ante casos mórbidos o premórbidos, cuando la relación del índice masa corporal supera la cifra de 35.

También en las mujeres obesas el exceso de grasa corporal impide la exploración correcta de las mamas y, según los especialistas, podría ser que una pequeña tumoración pudiera pasar inadvertida hasta que fuera un poco mayor.

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