Sin embargo, si vuelven a exceder el aforo permitido, el Ayuntamiento no tendrá contemplaciones y se planteará el cierre definitivo del templo. Así lo advirtieron ayer la alcaldesa accidental de Lleida, Marta Camps, y la concejal de Seguridad Ciudadana, Sara Mestres, que explicaron que "aunque sea Ramadán los musulmanes se tendrán que organizar para rezar sin exceder el aforo".
Y es que el cierre se produjo después de que el pasado 25 de junio la Guardia Urbana comprobara que en el local había más de 1.200 personas, cuando el aforo legal máximo es de 240. Aunque la comunidad islámica presentó alegaciones a esta medida asegurando que no había tal cantidad de personas dentro del templo y argumentando que el aforo máximo es de 386 personas, el Consistorio las ha desestimado y solo ha accedido a reabrir el local atendiendo al compromiso de la comunidad de no volver a incumplir la normativa.
"Los responsables de la mezquita se han comprometido a no volver a superar este aforo. De todas maneras, la Guardia Urbana supervisará que el número de fieles que entran en el templo no exceda dicha capacidad máxima, por su propia seguridad", explicó Camps.
Además, los fieles no podrán ocupar la vía pública para rezar como ha sucedido en otras ocasiones. En este sentido, Camps explicó que cuando la comunidad prevea que se va a superar el aforo, al ser un día señalado de la celebración del Ramadán por ejemplo, podrán pedir, como ha pasado en años anteriores, la utilización esporádica de equipamientos públicos para rezar.
De hecho, el Ayuntamiento anunció recientemente que a partir de la semana próxima volverá a ceder, a petición de la comunidad musulmana, uno de los pabellones de la Fira de Lleida para el rezo del viernes, que es el día en que se concentra un mayor número de más fieles.
Asimismo el Consistorio está buscando un lugar que pueda acoger la oración final del Ramadán (este año va del 11 de agosto al 10 de septiembre), que congrega entre 3.000 y 4.000 personas.
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