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miércoles, 16 de junio de 2010

Promueven que los presos estudien más para reinsertarse

La educación sigue siendo una salida. Un modo de escapar, a veces, de las realidades más duras. Un escape simbólico, en el que el pensar, el disfrutar y el aprender se unen para contribuir a una parte de la sociedad a veces olvidada y discriminada: los presos. El libro "La Educación en Cárceles del Uruguay", deja abierta dos preguntas. ¿Es posible la rehabilitación de los presos por esta vía? ¿Uruguay está haciendo todo lo posible para dar una respuesta a este tema?

La Comisión de Apoyo a la Educación en Cárceles contesta algunas de estas preguntas en un libro presentado ayer en el edificio anexo al Palacio Legislativo, en el que se muestran las acciones realizadas desde el año 2005, conjuntamente con el Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados. En Uruguay, actualmente hay 9.100 presos. Unos 2.300 estudian dentro de las cárceles. Aproximadamente 5.400 son reincidentes.

La educación es un derecho humano fundamental e inalienable. Sin embargo, las condiciones en los centros de reclusión dificultan notoriamente el acceso de los presos a estudiar. "Cuando yo estaba preso, quienes estábamos ahí entendíamos que la cárcel debía ser una gran escuela", explicó el ministro del Interior Eduardo Bonomi, ayer al presentarse el trabajo. "Algunos presos no lo entendían así", dijo el jerarca.

Según Bonomi, en la cárcel hay dos tipos de educación, "una es la que brinda el sistema, como en este caso, y la otra es la que algunos presos dan que es la de posgrados en delitos", explicó. Para las autoridades nacionales, una preocupación es el alto índice de reincidencia. Según los datos recogidos, un 70% de los presos son reincidentes. Para Bonomi "la educación sería una solución". Explicó que "se deben tomar medidas". Reconoció que actualmente hay un alto hacinamiento y que este aspecto "también debe ser solucionado con urgencia".

"Revertir la oscuridad"

El comisionado parlamentario para el sistema carcelario, Alvaro Garcé, dijo ayer en la presentación del libro que "hay que hablar de las cárceles para revertir la oscuridad del encierro". Destacó Garcé el avance a nivel parlamentario camino a la media sanción de Diputados del proyecto de emergencia carcelaria, así la implementación del plan de alfabetización, y dijo que es fundamental tener una educación accesible en las cárceles, es decir que no tenga obstáculos para que los presos puedan acceder y que sea pensada en el marco de los derechos humanos, con una oferta educativa amplia, adaptada a las necesidades y posibilidades de los alumnos.

Más educación

Tanto Bonomi como su par de educación, Ricardo Ehrlich, coincidieron ayer en la necesidad de profundizar la educación en cárceles, teniendo en cuenta los resultados auspiciosos a nivel mundial a partir de planes que priorizaron la actividad intelectual de los encarcelados. Ehrlich hizo referencia también a los altos índices de deserción en Secundaria y destacó: "Es preocupante cuando a un joven se le pregunta qué desea para su futuro y contesta que nada, y más aún cuando su objetivo en el futuro es delinquir.

El director de Educación de Jóvenes y Adultos de la ANEP, Felipe Machín, destacó que la educación en cárceles puede ser vista tanto como para continuar la educación formal, como para "ocupar la cabeza" mientras uno "está encerrado". Destacó que en 26 cárceles se vienen dando cursos de educación tanto formal (Primaria, Secundaria, etcétera), como no formal, como "música, teatro y hasta ajedrez". La consejera de la ANEP, Teresita Capurro, recalcó la importancia de la educación en cárceles, teniendo en cuenta que debe ser un derecho para "todos y para toda la vida".

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