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domingo, 16 de mayo de 2010

FINALES La primera fue para los aurinegros, 1300 lo vieron por AUGIRONA


¡Acá estamos! Eso es lo que pueden decir con orgullo cada uno de los jugadores aurinegros. Ese mismo orgullo, que nació en las entrañas de un espíritu cascoteado pero rebelde, fue lo que les permitió quebrar la ventaja anímica que podía traer su rival de todas las horas después de lo ocurrido en el anterior cotejo.

Y, por la forma en la que Sebastián Sosa voló para sacar del ángulo tres intentos tricolores, por la manera en la que Guillermo Rodríguez se adueñó del fondo, por la vivacidad que recuperó Gastón Ramírez y por la firme decisión de Egidio y Orteman de copar el mediocampo, Peñarol tiene mucho para festejar.

Puede festejar algo más que el simple cese de la racha negativa, del quiebre del invicto del arquero Muñoz. Peñarol, quedó bien expuesto en el césped del Centenario, consiguió revertir lo que venía muy mal perfilado por las sensaciones que se habían generado en la semifinal.

Gracias a ello, además, trasladó los nervios a la orilla de enfrente. Que, por cierto, no ingresó a la cancha con la misma actitud y tuvo a muchísimos jugadores en bajo rendimiento.

El partido fue pobre, por no decir malo, sobre todo porque fue muchísimo lo que fallaron en la entrega de la pelota. Por momentos parecía que se estaban disputando el récord de malas entregas, porque a un pase defectuoso de un equipo le seguía, de inmediato, algo similar del oponente.

Con todo, Peñarol fue más incisivo. Lo logró porque la presión en la mitad del terreno impidió que Nacional le cortara su circuito veloz. Así, con el empuje de Ramírez, con la velocidad de Urretaviscaya y Martinuccio, más una mejor colocación de Pacheco entre los defensas tricolores, la gestación aurinegra fue más fructífera que la del tricolor.

Y, de no haber mediado ese inoportuno error en la culminación de la jugada, la apertura del marcador pudo llegar muchísimo antes. Igual, para el hincha de Peñarol fue un placer disfrutar el electrizante desborde del argentino.

Provocando un desparramo total, especialmente el de Lembo que quedó tirado en la cancha, Martinuccio llegó hasta el fondo y metió el centro de la muerte. ¿Quién apareció? El "Tony". El héroe de tantas tardes y noches gloriosas del aurinegro para meter el cabezazo letal.

El 1-0, con un Nacional carente de recursos como para atormentarlo, porque hasta ese momento la única resistencia futbolística venía por el lado de Cristian Núñez y Ángel Morales, el clásico amagó con tomar un tono bien amarillo y negro. Debió ser así, incluso, por la forma en la que Peñarol siguió manejando la pelota.

Sin embargo, el equipo de Aguirre empezó a cuidar más el resultado que a jugar para tratar de romper todo en la primera final.

Y eso que Maximiliano Calzada colaboró primero para que eso sucediera, porque se hizo sacar una roja por una grosera falta contra Ramírez.

El duelo estaba a pedir de boca, pero en lugar de aprovecharlo a los aurinegros también se les saltó la cadena. Producto de lo álgido que comenzó a ser el choque, llegaron más rojas. La segunda fue, a no dudarlo, la más importante de todas porque parece ser un durísimo golpe para Peñarol no contar con Urretaviscaya.

Y, para colmo, en lugar de utilizar la nueva baja que recibió Nacional (roja a Mathías Cabrera), el "Pollo" Olivera volvió a fallarle a sus compañeros e hinchas con otra roja tonta.

La fiesta, entonces, no pudo ser más grande porque el 1-0 dejó la serie abierta, cuando -por lo que se vio- debió quedar casi liquidada ahí, en la fría noche del sábado.

Igual, la tranquilidad se instaló en Los Aromos y en los corazones carboneros porque el equipo respondió en el punto más importante: el orgullo.

Las cifras

3 los últimos tres goles de Peñarol a Nacional fueron convertidos por Antonio Pacheco.

7 partidos hacía que Peñarol no conseguía la victoria en el encuentro clásico frente a Nacional.

NUEVO PICO DE AUDIENCIA EN AUGIRONA

El Clásico fue seguido desde 46 paises en esta página de los Uruguayos en Girona, los esperamos para ver la tercera final como siempre en directo.

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