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viernes, 28 de mayo de 2010

BP reanuda la operación para tapar el derrame, tras 16 horas de receso

Mientras BP y el Gobierno aseguraban que la operación "top kill" estaba funcionando, el mecanismo para intentar contener en el vertido en el Golfo de México inyectando 25.000 kilos de barro estaba en realidad en punto muerto.

Dieciséis horas duró el "receso", pero la compañía no informó de lo sucedido hasta la tarde del jueves, después de haber suspendido la transmisión de imágenes en directo alegando problemas con las lentes en sus cámaras submarinas.

La enésima prueba de la falta de transparencia de la compañía, en complicidad con el almirante de la Guardia Costera Thad Allen, ha reactivado en las últimas horas la frustración de los vecinos y los pescadores, que ayer confirmaron también sus peores sospechas: el petróleo derramado supera ya los 71 millones de litros, según las estimaciones del Servicio Geológico de EEUU (de dos a cuatro veces más de lo admitido oficialmente hasta ahora y posiblemente más del doble del desastre del Exxon Valdez).

Obama llega hoy a la zona afectada con la doble misión de aplacar las iras de los afectados por el vertido y vigilar de cerca las labores de BP. El presidente tendrá ocasión de sobrevolar por primera vez la mancha que ocupa ya una extensión comparable a la del estado de Nueva Jersey (el mal tiempo frustró su primer vuelo de reconocimiento).

Pese al empeño de Obama en demostrar que el Gobierno está "al cargo de la situación", lo ocurrido en las últimas 24 horas ha vuelto a sembrar nuevas dudas sobre las acciones de BP.

La operación con barro

El almirante Thad Allen anunció el jueves por la mañana que la operación "top kill" estaba "funcionando según lo planeado". Horas después, el comandante de la Guardia Costera Tony Russell rebajó el optimismo y aseguró que era pronto para asegurar que el sistema había logrado el objetivo de taponar la fuga con barro.

El jefe de operaciones de BP Doug Suttles informó finalmente de que la inyección de fluido viscoso se detuvo antes de la medianoche del mismo miércoles. La compañía no informó sobre lo ocurrido hasta 16 horas más tarde, cuando se reanudó la operación.

"Es como una montaña rusa", informó Suttles. "Es difícil ser optimista o pesimista. No hemos logrado detener la fuga".

"Estamos asistiendo a una lucha titánica a kilómetro y medio de profundidad", informó por su parte el directo de gestión de la compañía, Bob Dudley, intentando ilustrar el pulso entre el petróleo que lucha sobre salir hacia arriba y el barro inyectado a gran presión.

El propio Thad Allen, el mismo que desató el triunfalismo matutino, viró de rumbo a la caída de la tarde del jueves desde el centro de operaciones en Venice, Luisiana: "Tenemos que dejar que las cosas sigan su curso y veremos a ver qué ocurre".

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