Las cifras hablan por sí solas: dichos hábitos o características contribuyen al desarrollo de entre el 62% y el 75% de los tumores en las féminas blancas, frente a únicamente el 7%-36% de las hispanas.
Un ejemplo: en las premenopáusicas de la etnia estadounidense mayoritaria se observó una asociación positiva entre la probabilidad de padecer cáncer de mama y los antecedentes familiares de la enfermedad. En cambio, esa relación no se constató entre las ciudadanas de origen sudamericano.
Por otro lado, cuando se analizó a las posmenopáusicas, se apreció que algunos de los factores de riesgo más destacados entre la comunidad de referencia no eran extrapolables a sus congéneres hispanas. Así, en estas últimas ni el tratamiento de sustitución hormonal con estrógenos y progestina ni el hecho de haber tenido la primera regla antes de lo normal estaban vinculados a un mayor peligro de sufrir tumores mamarios.
Los investigadores tuvieron en cuenta el número de hijos, los antecedentes familiares de cáncer de mama, las características menstruales, el uso de terapias hormonales, el consumo de alcohol, la realización de ejercicio físico, la altura y el índice de masa corporal. Para realizar este análisis emplearon los datos recopilados en una amplia investigación poblacional anterior, el Estudio de Cáncer de Mama Cuatro Esquinas.
Los resultados del trabajo, publicado en 'Cancer', subrayan la existencia de "notables disparidades tanto en la prevalencia de los factores de riesgo como en la relación de éstos con el cáncer de mama", señalan los autores. Sus hallazgos "sugieren que las diferencias étnicas juegan un papel en los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que afectan a la susceptibiliad de desarrollar cáncer de mama".
Asimismo, ponen de manifiesto que, hoy por hoy, se sabe muy poco sobre las causas de los tumores que padecen las hispanas; será preciso investigar a fondo cuáles son los factores de riesgo propios de este colectivo étnico.
La población hispana representa casi el 15% de los habitantes de Estados Unidos y continúa creciendo. Hace tiempo que se sabe que las mujeres hispanas tienen una menor incidencia de cáncer de mama que las blancas no hispanas (89,3 frente a 132,5 por 100.000 féminas, respectivamente). Sin embargo, registran un mayor riesgo de mortalidad tras el diagnóstico. De hecho, se ha observado que tienden a padecer tumores con características más desfavorables.
La estimación del riesgo que afronta esta comunidad no puede seguir basándose, según los científicos, en los modelos diseñados para un colectivo distinto. En este sentido, hacen un llamamiento para la puesta en práctica de más estudios que tengan en cuenta la etnia o la raza.
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