.

.

viernes, 12 de marzo de 2010

FAUNA Ginandromorfismo Guerra de sexos en un mismo animal


El pollo de la imagen se llama Sam, y es tan ambiguo sexualmente como lo es su nombre en inglés -puede ser diminutivo de Samantha, pero también de Samuel-. Su mitad izquierda presenta características masculinas: es más corpulento, tiene espolones y sus plumas son más oscuras. Sin embargo, en la mitad derecha, la cosa cambia. Es de un color mucho más claro y de envergadura más reducida.

Un empleado de la industria avícola escocesa se fijó en él (/ella) y lo puso en conocimiento de la Universidad de Edimburgo. Inmediatamente se le identificó como un ginandromorfo -del griego 'gine', mujer, y 'andrós', hombre-, un animal mitad masculino, mitad femenino. Existe una importante diferencia entre el ginandromorfismo y el hermafroditismo. El hermafrodita tiene órganos sexuales combinados mientras que el ginandromorfo presenta una auténtica división sexual en todo su ser.

Una mezcla perfecta de sexos

La experimentación con este y otros dos pollos de las mismas características arrojó una conclusión inesperada y revolucionaria. "Habíamos dado por sentado que la determinación del sexo en las aves seguía el patrón de los mamíferos", explica Michael Clinton, director de la investigación que llevó a cabo el Instituto Roslin, perteneciente a la Universidad de Edimburgo. Por tanto, un lado del ginandromorfo tendría genes femeninos o masculinos normales mientras que la otra presentaría algún tipo de anormalidad cromosómica.

Sin embargo, ninguno de los perfiles presenta rarezas, sino que el animal es una una mezcla perfecta de células femeninas, con cromosomas ZW, y células masculinas, con cromosomas ZZ (en las aves, al contrario que en los humanos, es el cromosoma femenino W el que determina el sexo). Ambos sexos están presentes en el mismo organismo, y por tanto expuestos a las mismas hormonas, por lo que las células parecen responder a "los diferentes niveles de expresión sexual de los cromosomas en las células masculinas y femeninas", y no a las órdenes hormonales.

En la mayor parte de los mamíferos, entre ellos los humanos, las células embrionarias son en principio sexualmente indistinguibles. Durante el desarrollo, el factor genético desarrolla los órganos sexuales de acuerdo a los cromosomas sexuales. Son estos órganos los que segregan hormonas, que indican a las células cuál es el desarrollo sexual que deben seguir.

Un descubrimiento útil para la industria avícola

"Si encontramos el gen específico responsable de la identidad sexual de las células, podremos intentar generar aves femeninas con las características de crecimiento del macho", comenta Clinton, algo que sería muy beneficioso para la industria avícola. Sin embargo, duda de la posibilidad de determinar artificialmente el 'sexo' de la célula, por lo que el nacimiento de ginandromorfos seguirá siendo una casualidad natural.

Sam parecía sentirse macho, cuando se le puso entre hembras. "Ellas en cambio no lo tenían tan claro", bromea Clinton. Genera esperma de forma normal. Sin embargo, "no es capaz de entregarlo". Por eso, estos ginandromorfos son estériles. "Ninguno de las aves que examinamos puso huevos", recuerda el científico.

Si queda algún vestigio del mismo comportamiento celular en los mamíferos, heredado del origen común de las especies, esta investigación quizá pueda esclarecer algún día muchos misterios de la salud humana, como por qué las mujeres son más longevas, o por qué los hombres tienen un mayor riesgo de infarto.

No hay comentarios: