Las olas de calor veraniegas serán más frecuentes e intensas. En los
próximos años sufriremos temperaturas extremas más a menudo y éstas
afectarán a zonas del planeta que en la actualidad gozan de un clima
moderado y en las que no son habituales. Es la conclusión de un equipo
de científicos tras realizar una proyección hasta el año 2100 a partir
de los registros históricos de temperatura y los niveles de emisiones a
la atmósfera de dióxido de carbono (CO2).
Según explican en este estudio, publicado en la revista 'Environmental Research Letters', la superficie del planeta que sufrirá olas de calor extremas en verano como aquellas que azotaron Grecia en 2007, Australia en 2009, Rusia en 2010 o EEUU en 2012, se doblará en el año 2020 y se multiplicará por cuatro para el año 2040.
España se encuentra entre los países que sufrirá veranos mucho más cálidos:
"Además de las regiones tropicales, el Mediterráneo, incluyendo a
España, registrará un fuerte incremento en las temperaturas extremas
mensuales", señala a ELMUNDO.es Dim Coumou, autor principal del estudio e
investigador del Instituto de Investigación del Impacto del Clima de Potsdam (Alemania).
Predicción hasta 2040
Esta predicción a 30 años, sostienen, se hará realidad con
independencia de la cantidad de CO2 que se emita a la atmósfera en los
próximos años debido a la gran acumulación de estos gases de efecto
invernadero que ya hay en la atmósfera.
No obstante, si se aplican medidas de mitigación eficaces y las emisiones descienden sustancialmente, los efectos positivos empezarían a observarse hacia el año 2040,
pues las olas de calor extremo se estabilizarían y dejarían de
aumentar. Éste sería el escenario denominado RCP2.6, uno de los dos que
presentan los autores, entre los que está también Alexander Robinson,
del Departamento de Astrofísica y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Complutense de Madrid.
El segundo escenario (denominado RCP8.5) contempla que las emisiones de CO2 continúen aumentando al ritmo actual.
En ese caso, sostienen, la superficie terrestre que sufriría estas olas
de calor extremas se incrementaría un 1% cada año a partir de 2040. Es
decir, la mitigación de emisiones contaminantes sí podría reducir el
número de olas de calor en la segunda mitad del siglo XXI.
Clasificación de las olas de calor
"Definimos los fenómenos de calor extremo basándonos en la
variabilidad que una región ha experimentado en el pasado, año por año.
1-sigma recoge una variabilidad normal. Por lo tanto, 3-sigma indica una
desviación tres veces mayor y es un fenómeno muy raro. A mediados del siglo XX prácticamente no se daban pero ahora, debido al calentamiento global, se dan aproximadamente en el 5% de la superficie terrestre", explica el investigador.
Los científicos del clima han clasificado las mencionadas olas de
calor de EEUU en 2012, Rusia en 2010 o Australia 2009 como eventos
3-sigma. Este tipo de olas de calor extremas en verano afectan en la
actualidad al 5% de la superficie terrestre: "Un buen ejemplo es la ola
de calor en Rusia de 2010, que afectó a una amplia zona, desde el
Báltico al Mar Caspio. En la región de Moscú la temperatura media
durante todo el mes de julio fue 7ºC más alta que lo habitual (unos
25º). En algunas zonas se alcanzaron temperaturas superiores a los
40ºC", afirma el investigador Dim Coumou. "Agosto de 2006 y
Julio de 2003 fueron extremadamente cálidos en Europa occidental, sobre
todo en Francia. Hubo zonas de España que sufrieron olas de calor
3-sigma", recuerda.
Y es que, según afirman los autores, estos cambios ya son visibles y pueden apreciarse cuando se analizan los registros de temperaturas entre 2000 y 2012. Las intensas olas de calor que se han producido en los últimos años eran prácticamente ienxistentes hace unas décadas.
Además, los científicos afirman que se producirán olas de calor mucho más intensas de las que ha habido hasta ahora
y que se clasificarán como 5-sigma. Según aclara Coumou, "todavía no se
han detectado" pero en el año 2040, vaticinan, afectarán al 3% de la
superficie terrestre.
Previsión para 2100
La situación que presentan para finales de siglo si siguen
incrementándose las emisiones de CO2 es crítica, pues su modelo
climático muestra que para el año 2100 las olas de calor 3-sigma se
producirían en el 85% del planeta y las de tipo 5, al 60%.
Por lo que respecta a España, "en un escenario de bajas
emisiones de CO2 la frecuencia de olas de calor extremo de categoría
3-sigma aumentará entre un 10 y un 20%, pero en un escenario de altas emisiones, la frecuencia se incrementará en un 80% a finales de siglo", señala el autor.
"Las olas de calor extremo son muy dañinas para la sociedad y los ecosistemas. Con frecuencia causan muertos, incendios forestales y pérdidas agrícolas.
Así que un incremento en su frecuencia probablemente planteará serios
retos a la sociedad. Algunas regiones tendrán que adaptarse en un futuro
cercano", advierte Coumou.
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