Según constatan algunos estudios, la peligrosidad de hablar por el móvil mientras se conduce es equiparable a conducir bajo los efectos del alcohol,
ya que se altera la capacidad para prestar la atención al entorno y
resulta más difícil mantener la concentración en el tráfico. Según datos
del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), "uno de los principales
motivos que genera distracción durante la conducción es la utilización
del teléfono móvil", afirma este organismo a ELMUNDO.es.
Por otro lado, y según datos del Real Automóvil Club de España
(RACE), en 2011, un total de 649 personas fallecieron en accidente de
tráfico, encontrando como principal distracción al volante el uso del
teléfono móvil. "La DGT sancionó en ese mismo año a más de 135.000 conductores
por hablar o mandar mensajes a través de un dispositivo móvil, sin
manos libres", asegura Tomás Santa Cecilia, director de Seguridad Vial
de RACE. Un dato que supone un 15% más que el año anterior. El uso del
móvil, según la DGT, multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un
accidente.
El factor distracción
En general, la distracción fue en 2011 factor concurrente en 32.497
accidentes con víctimas, "un 39% del total, en los cuales fallecieron
904 personas (768 en vías interurbanas y 136 en vías urbanas) y otras
4.590 personas resultaron heridas graves", expone CEA.
Un conductor que usa el móvil mientras conduce, según esta entidad, pierde la capacidad de mantener una velocidad constante, aumenta considerablemente el tiempo de reacción y no guarda la distancia de seguridad suficiente con el vehículo que circula delante. Factores suficientes como para aumentar el riesgo de tener un accidente.
El cerebro procesa la información de manera secuencial, añade el
director de Seguridad Vial de RACE. Esto quiere decir que, primero
atendemos la tarea que más demanda de atención nos exige en ese momento,
la conversación telefónica en este caso, "y dejamos por tanto de
atender a un gran número de señales y de situaciones del tráfico que
aumentan el riesgo de accidente". Además, "esta falta de atención en la
carretera nos hace cometer más errores en la estimación de velocidades
y, para acabar, el móvil restringe en gran medida el manejo del volante
con el consiguiente riesgo", asegura.
"Podríamos decir -mantiene el experto- que la visión es el sentido
que más información nos aporta a la hora de realizar una conducción
segura", por lo tanto, "es imprescindible no quitar nunca la mirada de la carretera mientras estemos conduciendo".
Por otro lado, existen otra serie de aspectos psicológicos que afectan
notablemente a la conducción como pueden ser: la búsqueda de sensaciones
-hay conductores que buscan situaciones de constante riesgo-, la
estimación de distancias y velocidades, la habilidad psicológica
fundamental para realizar un adelantamiento con éxito o el tiempo de
reacción.
También el manos libres
Pero no sólo hablar por el móvil, sino que también usar 'el manos libres' es un factor clave de distracción
en la conducción y en cambio, mucha gente cree justo lo contrario: lo
utilizan en multitud de ocasiones para prestar atención a la carretera y
así no quedarse dormidos.
Pero según un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Utah en EEUU, del que se hacía eco recientemente 'The Washington Post',
comprobó que oír la radio o música era una leve distracción, mientras
que el móvil en todas sus modalidades se consideraba una importante
fuente de despiste. Sin duda, lo que más interfería con las habilidades
del conductor eran "los sistemas de voz para enviar y recibir mensajes
de texto y/o correos electrónicos", advertía el trabajo.
El uso del 'manos libres', asegura Santa Cecilia, reduce las
distracciones kinestésicas, evita que soltemos las manos del volante
para responder una llamada, pero siguen estando presentes las distracciones mentales, dado que el conductor sigue atendiendo la llamada.
"La recomendación que hacemos desde el RACE, es clara: evitar hablar por teléfono mientras conducimos y si tuviéramos que hacerlo siempre a través de un dispositivo de manos libres y que la conversación no sobrepase los dos minutos,
tiempo máximo en el que nuestro cerebro empieza a dar prioridad a la
conversación por encima de la conducción", concluye el experto.
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