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jueves, 15 de agosto de 2013

La tensión crece en Egipto tras la sangrienta represión a los seguidores de Mursi

Egipto se prepara este jueves para un nuevo día de alta tensión después de la sangrienta represión de las acampadas y manifestaciones en El Cairo que exigen el retorno del depuesto presidente islamista Mohamed Mursi. Según un informe oficial del Ministerio de Sanidad, al menos 464 personas han muerto y 3.572 han resultado heridas, mientras que los Hermanos Musulmanes cifran los fallecidos en al menos 2.200. [Vea las imágenes]
Pese al toque de queda y el amplio despliegue de las fuerzas del orden para hacerlo cumplir, la noche no ha estado exenta de incidentes en distintas zonas.
En Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí, un policía y un soldado murieron por disparos de desconocidos frente a una comisaría, informó la agencia de noticias estatal Mena. Mientras, en Qena, en el sur, al menos dos personas fallecieron a tiros durante choques entre seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad en los alrededores de los juzgados de esta ciudad.
Los islamistas han hecho un nuevo llamamiento para que los partidarios de Mursi salgan otra vez a las calles, mientras que la policía ha advertido de que no aceptará ninguna nueva acampada después de lograr el control de las situadas en la plaza Rabea y en la de Al Nahda en El Cairo, donde los Hermanos Musulmanes han estado acampados durante un mes y medio.

'Fuertes y desafiantes'

De hecho, las Hermandad ha asegurado que no pararán hasta "derrocar el golpe militar" que acabó con el Gobierno de Mursi. "Vamos a seguir como siempre, de forma no violenta y pacífica. Seguimos siendo fuertes, desafiantes y decididos", afirmó el portavoz de los Hermanos Musulmanes, Gehad El-Haddad, en su cuenta de Twitter.
Después de un día de sangrientos enfrentamientos, las autoridades declararon el estado de emergencia y el toque de queda en la mitad de las provincias, incluidas las de El Cairo y Alejandría (norte).
El estado de emergencia estuvo en vigor en Egipto con la excusa de la lucha contra el terrorismo desde 1981 hasta mayo de 2012, cuando decidió no renovarlo la junta militar que gobernó el país desde el derrocamiento de Hosni Mubarak (1981-2011) hasta la ascensión de Mursi al poder en junio del año pasado.
Las autoridades egipcias informaron de que que 464 personas murieron, 421 civiles y 43 policías, en todo el país. Pero la cifra es probablemente mucho mayor. Un periodista de la agencia Afp contó al menos 124 cuerpos en la plaza Rabea, donde el Ministerio de Sanidad sólo ha notificado 61 muertes.
A su vez, los Hermanos Musulmanes ha anunciado que la hija de 17 años de uno de sus principales líderes, Mohammed al-Beltagui, también fue asesinada a tiros. En total, los Hermanos hablan de 2.200 muertos y más de 10.000 heridos.
Existen informaciones confusas sobre la supuesta detención de ocho dirigentes de los Hermanos Musulmanes, como el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de la cofradía, Esam al Arian; el clérigo Safuat el Hegazy y el cabecilla de la Hermandad Mohamed el Beltagui.
Mientras que fuentes de seguridad afirmaron que los habían arrestado en Rabea al Adauiya; Al Arian lo desmintió en su página de Facebook, aunque las fuentes no descartaron que alguien se haya metido en la cuenta del islamista.
[foto de la noticia]

Condena internacional

Mientras, el Premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei ha dimitido de su cargo de vicepresidente al negarse "a aceptar las consecuencias de las decisiones con las que no estaba de acuerdo". Decisión que contrasta con lo declarado por el primer ministro nombrado por el ejército, Hazem Beblawi, que ha elogiado a la policía por su "gran moderación".
La comunidad internacional, que había tratado de mediar para evitar un dramático final en la disputa entre los pro-Mursi y el nuevo poder, ha condenado el uso de la violencia para dispersar las dos acampadas de miles de islamistas en las que se encontraban también niños y mujeres.
Beblawi ha hecho una aparición pública en la televisión egipcia para asegurar que "ningún Estado que se precie toleraría" una sentada que duró un mes y medio, y que dificultaba el proceso de implementación que debería conducir a unas elecciones a principios de 2014.
"El Estado tiene que hacerse respetar y debe impedir que los derechos de los ciudadanos sean agredidos por otros", agregó el jefe de Gobierno.
En Washington, el secretario de Estado John Kerry ha instado a celebrar a la mayor brevedad posible estas elecciones, y ha calificado de "lamentable" el derramamiento de sangre. Por su parte, la jefe de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que antes había tratado de mediar en El Cairo, ha pedido que se levante el estado de emergencia "tan pronto como sea posible".
Francia ha pedido "el cese inmediato de la represión", mientras que la ONU ha instado a que la "posición internacional tome otra dirección de manera urgente" Su secretario general, Ban Ki-moon, ha condenado "en los términos más enérgicos la violencia". Ankara, que se opuso a la marcha de Mursi, junto con Irán y Hamás, han denunciado una "masacre".
Qatar, el pilar de los Hermanos Musulmanes, ha denunciado "el método utilizado contra los manifestantes pacíficos", mientras que Berlín ha llamdo a la calma en el país donde la violencia entre los pro y anti Mousi y entre los pro-Morsi y las fuerzas del orden provocó más de 250 muertes a finales de junio.

Violencia en todo el país

"Las instrucciones eran usar sólo gases lacrimógenos, sin armas", ha asegurado el ministro del Interior. "Sin embargo, cuando llegaron las fuerzas de seguridad, fueron sorprendidos por los disparos de los islamistas", justificó.
La represión con la que fueron desalojadas las dos plazas provocó que los enfrentamientos se extendieran a otros puntos de El Cairo y otras ciudades. En Alejandría, la segunda ciudad del país, un periodista de la Afp informó intercambio de disparos con armas automáticas.
Además, al menos cuatro iglesias fueron atacadas. Activistas acusan a los pro-Mursi de llevar a cabo "una guerra de represalia" contra los coptos, cuyo patriarca, también había apoyado la decisión del Ejército para eliminar Morsi, actualmente bajo arresto domiciliario.
Frente a la violencia desmedida, El Baradei, que apoyó la salida de Mursi el pasado 3 de julio, renunció, dejando al descubierto las profundas divisiones dentro de las autoridades de transición instaladas por el todopoderoso Ejército. En repetidas ocasiones, sin que hubiera avances, pidió una solución política a la crisis, insistiendo en que los Hermanos Musulmanes participaría en la transición.

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