Los múltiples factores que pudieron poner fin a la última edad de hielo han sido analizados en muchas ocasiones, fechando el inicio del deshielo en unos 18.000 años de antigüedad.
Sin embargo, un nuevo estudio en las placas de hielo de la Antártida
sitúa este acontecimiento cuatro mil años antes de lo que se pensaba.
La investigación, publicada en la revista 'Nature', ha analizado capas estratificadas de hielo a una profundidad de más de tres kilómetros, remontándose casi 70.000 años atrás. En la imagen podemos ver a uno de los investigadores dentro de un pozo de nieve de 68.000 años de antigüedad. La línea que se aprecia en el medio separa los estratos de hielo de un año y el siguiente.
Para este estudio se han analizado núcleos de hielo en la Antártida occidental, un lugar que se ha mantenido así durante largos períodos de tiempo. La evidencia de mayor calentamiento apareció en las capas que se asocian con unos 18.000 o 22.000 años de antigüedad, fecha que marcaría ahora el comienzo de la última desglaciación.
"Con el método eléctrico que usamos, somos capaces de identificar los picos de verano por el aumento de la conductividad eléctrica. Hemos sido capaces de remontarnos hasta 30.000 años antes de que las capas se volvieran demasiado delgadas", explica T.J. Fudge, estudiante de doctorado de la Universidad de Washington.
Los nuevos datos, por lo tanto, situarían el inicio del deshielo en el hemisferio norte hace entre 22.000 y 20.000 años, ocurriendo en el hemisferio sur unos dos mil años más tarde.
Los estudios han señalado siempre los cambios en la órbita de la Tierra como desencadenante del cambio climático en la última edad de hielo. El planeta cambia periódicamente su orientación con respecto al Sol, lo que provoca un cambio en la cantidad de luz solar que llega a la Tierra, provocando un aumento especialmente en las regiones polares.
"El lugar de donde se ha extraído el núcleo se encuentra cerca de la costa y posiblemente allí se siente la influencia de mar mucho más que en los sitios del interior, que es de donde se han extraído la mayoría de los núcleos; a gran altitud y en la Antártida oriental", afirma Edward Brook, investigador de la Universidad de Oregon y coautor del artículo.
"Ahora estamos utilizando los modelos climáticos para comprender mejor los registros que hemos desarrollado", informa T.J. Fudge sobre la investigación. Para él, avanzar en el conocimiento de cómo se produce el cambio climático es una prioridad, porque "la órbita provoca cambios en la Tierra a una escala de miles de años, pero el dióxido de carbono en la actualidad está cambiando a escala de décadas, por lo que el cambio climático está ocurriendo mucho más rápido hoy en día", advierte.
La investigación, publicada en la revista 'Nature', ha analizado capas estratificadas de hielo a una profundidad de más de tres kilómetros, remontándose casi 70.000 años atrás. En la imagen podemos ver a uno de los investigadores dentro de un pozo de nieve de 68.000 años de antigüedad. La línea que se aprecia en el medio separa los estratos de hielo de un año y el siguiente.
Para este estudio se han analizado núcleos de hielo en la Antártida occidental, un lugar que se ha mantenido así durante largos períodos de tiempo. La evidencia de mayor calentamiento apareció en las capas que se asocian con unos 18.000 o 22.000 años de antigüedad, fecha que marcaría ahora el comienzo de la última desglaciación.
"Con el método eléctrico que usamos, somos capaces de identificar los picos de verano por el aumento de la conductividad eléctrica. Hemos sido capaces de remontarnos hasta 30.000 años antes de que las capas se volvieran demasiado delgadas", explica T.J. Fudge, estudiante de doctorado de la Universidad de Washington.
Los nuevos datos, por lo tanto, situarían el inicio del deshielo en el hemisferio norte hace entre 22.000 y 20.000 años, ocurriendo en el hemisferio sur unos dos mil años más tarde.
Los estudios han señalado siempre los cambios en la órbita de la Tierra como desencadenante del cambio climático en la última edad de hielo. El planeta cambia periódicamente su orientación con respecto al Sol, lo que provoca un cambio en la cantidad de luz solar que llega a la Tierra, provocando un aumento especialmente en las regiones polares.
La influencia oceánica
Sin embargo, el calentamiento de la Ántártida no se explica solo por un cambio en la intensidad del sol, sino que se debe tener en cuenta la influencia que ejerce el océano Austral, que rodea la Antártida. La incidencia más fuerte del sol dio lugar a la liberación de dióxido de carbono en el océano Austral, lo que provocó un aumento de la temperatura de este último, y un calentamiento del hielo más rápido."El lugar de donde se ha extraído el núcleo se encuentra cerca de la costa y posiblemente allí se siente la influencia de mar mucho más que en los sitios del interior, que es de donde se han extraído la mayoría de los núcleos; a gran altitud y en la Antártida oriental", afirma Edward Brook, investigador de la Universidad de Oregon y coautor del artículo.
"Ahora estamos utilizando los modelos climáticos para comprender mejor los registros que hemos desarrollado", informa T.J. Fudge sobre la investigación. Para él, avanzar en el conocimiento de cómo se produce el cambio climático es una prioridad, porque "la órbita provoca cambios en la Tierra a una escala de miles de años, pero el dióxido de carbono en la actualidad está cambiando a escala de décadas, por lo que el cambio climático está ocurriendo mucho más rápido hoy en día", advierte.
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