Ali Al Khawahir, de 24 años, ha sido condenado por un tribunal saudí de Al Ahsa, en la costa este del país, a ser paralizado de cintura para abajo
por haber apuñalado a un amigo cuando él tenía 14 años provocándole una
hemiplejia que le causa impotencia. Desde entonces Ali está encarcelado
y no pudo asistir al entierro de su padre.
El reo podría salvarse de la parálisis si logra indemnizar en breve a
su víctima con un millón de riales (211.000 euros), una cantidad que su
madre, de 60 años, ha intentado recaudar sin conseguirlo por ahora,
según contó la mujer al diario Al Hayat. La víctima pidió inicialmente dos millones de riales, pero ahora ha rebajado su exigencia.
“Han transcurrido diez años con muchas noches de insomnio”, recordaba
la madre del joven preso. “Mi pelo encaneció a una edad temprana a
causa de los apuros de mi hijo”, añadió. “Estoy aterrorizado cuando
pienso en la suerte de mi hijo que será paralizado”.
El tribunal no precisó como se deberá aplicar su veredicto si el
joven no paga la indemnización, pero se sospecha que la médula espinal
sería seccionada. La lesión provocada suprime los movimientos
voluntarios y la sensibilidad por debajo de la cintura y suele conllevar
un mal funcionamiento de la vejiga, de los intestinos y del aparato
genital.
Amnistía Internacional publicó hoy, martes, un comunicado
en el que tacha de “indignante” la sentencia y pide que no se ejecute
como sucedió en 2010 con un veredicto similar. Recuerda que su
aplicación supondría una violación de la Convención contra la Tortura de
la ONU firmada por Arabia Saudí.
Las llamadas sentencias de “ojo por ojo, diente por diente” no son frecuentes en Arabia Saudí cuya justicia aplica la sharia
(ley islámica) de forma rigorista. Estos veredictos, también llamados
de “represalias idénticas”, pueden consistir en la extracción de un ojo,
de muelas o la ejecución del reo si este es el autor de un homicidio.
La víctima o, si esta ha fallecido, sus familiares tienen tres opciones:
pedir que se aplique el castigo; obtener una indemnización económica
que ellos mismos establecen o perdonar al agresor.
El 13 de marzo siete hombres que, aparentemente, habían confesado la autoría de varios robos a mano armada fueron fusilados en Arabia Saudí.
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