El fútbol tiene esas cosas casi inexplicables. Situaciones que se
repiten, que favorecen los argumentos de aquellos que manejan
estadísticas. Hay noches que parecen estár predestinadas, como si
hubiera una fuerza superior que determinara que se haga lo que se haga
la historia tendrá el mismo final.
Y es una pálida. Cruel. Muchas veces injusta. Como anoche, donde no ganó
el mejor. Donde volvió a repetirse la misma película de la primera
rueda, porque Paraguay perdía el partido y lo terminó empatando de
manera agónica. Cuando las agujas del reloj avanzaban al paso que más le
convenía a Uruguay, vino ese mazazo al alma. Ese tanto que frustra la
ilusión de sumar tres puntos importantísimos para la tabla.
Pega, castiga y de manera poco creíble. La verdad es que la Albirroja
vino a defenderse, a cerrar los espacios y el plan debió desmoronársele.
No quedan dudas de ello, porque Uruguay, aunque por momentos no estuvo
muy preciso, trabajó el partido para ganarlo. Llegó con riesgo al arco
de Barreto y mereció tener mejor suerte. Mucho más si se tiene en cuenta
que el juez se comió un penalazo a Edinson Cavani.
Bien posicionado en la cancha, controlando los movimientos de Paraguay,
teniendo a Nicolás Lodeiro como usina generadora de la energía
futbolística, Uruguay consiguió que el partido se jugara lo más lejos
posible del arco de Fernando Muslera. Y, por contrapartida, buscó tirar
con toda la metralla posible hacia el fondo guaraní.

Del otro lado, el pecado de Uruguay estuvo en cometer demasiadas
infracciones en las inmediaciones de su área. Un Muslera firme y seguro,
más la reiteradas equivocaciones del visitante en la ejecución
permitieron que el marcador no se moviera. Y eso que algún que otro
contragolpe dejó el corazón en la boca.
La segunda mitad entregó mejores imágenes de la producción colectiva de
Uruguay. Mayor cantidad de toques cortos, buen diálogo futbolístico
entre Lodeiro, Suárez, Forlán, Ramírez generaron minutos de un ataque
más agresivo.
Parecía que el gol iba a venir. Hubo hasta pequeños períodos en los que
Paraguay se mostró contrariado por no poder salir del ahogo.
Sin embargo, la noche avanzaba y Barreto seguía siendo figura. O siendo
testigo de la manera en la que sus adversarios desperdiciaban una buena
ocasión para derrotarlo.
El vuelo ante el tiro combado de Lodeiro y la pelota que pifió Cavani fueron claros ejemplos de ello.
Pero lo increíble es que el gol apareció. Que hubo recompensa para la
paciencia. Centro de Lodeiro y definición cruzada de Suárez para el 1-0
cuando el reloj dijo que iban 81 minutos de juego.
Ahí debió nacer el grito del guarda que anuncia que hay que emprender el
viaje. Sí, con el 1-0 a falta de poco más de diez minutos (con los
descuentos) el "cerrá y vamos" debió emerger con mayor fuerza que nunca.
Ya no podía recibirse otro castigo como ante el propio Paraguay en
Asunción. No era justo con el trámite, con la manera en la que se dieron
las acciones.
Pero el fútbol es fútbol. Es el encanto que tiene, aunque a veces más
que encanto es maldito. Como anoche, que otra vez se van dos puntos del
Centenario cuando se moría el cotejo.
Qué pálida. Y otra vez ante Paraguay.
Las cifras
2
Puntos de los últimos 15 que disputó por las Eliminatorias de Brasil 2014 es lo que ganó Uruguay.
31
Goles con la camiseta celeste ya suma Luis Suárez. Está a dos tantos de Diego Forlán.
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