The Lancet
 | Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R. | 
Surgen preguntas 
sobre la participación de los médicos israelíes en la presunta tortura 
de un joven palestino detenido que murió bajo custodia el mes pasado.
La
 muerte de un prisionero palestino en una prisión israelí en 
circunstancias controvertidas ha vuelto a encender una antigua 
controversia sobre la complicidad médica en la tortura, así como la 
renovada ira palestina por los aproximadamente 4.600 prisioneros en 
poder de Israel.
La Asociación Médica Israelí (IMA) negó que los 
profesionales médicos estuvieran implicados en torturas o malos tratos y
 dijo que hasta donde sabía, la tortura no ha sido aprobada o utilizada 
por las fuerzas de seguridad o de las prisiones israelíes. Sin embargo, 
los activistas de derechos humanos dicen que los presos palestinos han 
sufrido por mucho tiempo de palizas, privación del sueño, dolorosas y 
prolongadas situaciones de manos esposadas, humillación y negligencia 
médica, que se consideran torturas según los estándares internacionales.
Arafat
 Jaradat, un encargado de una gasolinera de 30 años, con dos hijos, fue 
detenido el 18 de febrero bajo sospecha de lanzar piedras y cócteles 
molotov durante una manifestación en Cisjordania celebrada el pasado mes
 de noviembre contra la acción militar israelí en la Franja de Gaza. Los
 palestinos dicen que su detención, meses después de la manifestación, y
 su interrogatorio forman parte de una política de larga data de Israel 
para obligar a los prisioneros a convertirse en informantes después de 
su liberación.
Los líderes palestinos dicen que unos 800 000 
palestinos han sido detenidos por las fuerzas israelíes desde 1967, y 
Jaradat fue el prisionero número 203 muerto, tras varios días de 
interrogatorio del servicio israelí de seguridad interior Shin Bet, el 
23 de febrero en la prisión israelí de Megiddo. La autopsia se llevó a 
cabo al día siguiente en el Instituto israelí de Medicina Forense en 
presencia de Aloul Saber, patólogo jefe de la Autoridad Palestina, quien
 dijo que los moretones del cuerpo eran evidencias de tortura.
El 
ministro de salud de Israel dijo el 28 de febrero, después de examinar 
los nuevos hallazgos de la autopsia, que no había pruebas de que Jaradat
 hubiera sufrido abusos físicos o lo hubieran envenenado, tampoco fue 
posible determinar la causa de su muerte.
en un primer momento las
 autoridades israelíes atribuyeron su muerte a un ataque al corazón y 
agregaron que las costillas rotas y las contusiones eran "consecuencias 
características de la reanimación que le proporcionaron el equipo médico
 del Servicio de Prisiones de Israel y el Magen David Adom durante 50 
minutos en un esfuerzo por salvar su vida".
Muestras adicionales 
tomadas del cuerpo estaban todavía en fase de pruebas microscópicas y de
 toxicología y los resultados debían tardar varias semanas. "Las señales
 que aparecieron durante la autopsia muestran claramente que fue 
sometido a graves torturas que lo llevaron inmediatamente a su muerte", 
dijo Issa Qaraka, el ministro palestino de Asuntos de Prisioneros, en 
una conferencia de prensa en Ramala después de ser informado por el 
patólogo palestino que asistió a la autopsia.
Kamil Sabbagh, 
abogado Jaradat, dijo a un juez militar israelí un par de días antes de 
la muerte de su cliente que le obligaban a sentarse durante los largos 
períodos de los interrogatorios, se había quejado de dolor de espalda, y
 parecía aterrorizado por volver al centro de detención del Shin Bet, 
donde estaba detenido. El juez ordenó un examen realizado por un médico 
de la prisión. Jaradat murió en la prisión de Megiddo y no se sabe 
cuándo lo trasladaron allí.
Derek Summerfield, un profesor 
honorario de alta graduación en la Universidad del Instituto de 
Psiquiatría de Londres y activista contra lo que calificó de violaciones
 de los derechos humanos de los médicos israelíes, dice que quería saber
 qué participación tuvieron los médicos en las circunstancias de la 
muerte Jaradat. "Por propia admisión de Israel, Jaradat fue visto por 
médicos israelíes dos días antes y lo encontraron en buen estado de 
salud. La cuestión ética médica clave es para qué fue examinado por 
estos médicos, si fue para evaluar si podría soportar la tortura", dijo a
 The Lancet. "Esto es precisamente lo que contempla la campaña 
que se puso en marcha en 2009 y que sigue funcionando en cuanto a la 
colusión médica con la tortura en Israel".
El IMA, dijo en un 
comunicado: "El IMA objeta fervorosamente la afirmación de que los 
profesionales médicos están implicados en torturas o malos tratos y 
vamos a seguir haciendo todo lo posible con las herramientas a nuestra 
disposición para informar a los médicos acerca de su obligación de 
informar y conducirse adecuadamente".
El IMA y las organizaciones 
de derechos humanos han pedido que la responsabilidad de la salud de los
 reclusos se quite del Servicio de Prisiones de Israel (IPS) y se 
entregue a un organismo exterior, tales como organizaciones de 
mantenimiento de salud (HMO) o al Ministerio de Salud, que hace un año 
estableció un comité permanente para que los médicos puedan denunciar 
sospechas de tortura. "Es cierto que cada médico tiene un conflicto de 
intereses entre el paciente y el sistema de las HMO y también en el 
ejército", dijo al periódico Haaretz Avinoam Reches, que dirige
 la Junta Ética del IMA. "Pero en el caso del IPS -siglas del sistema 
penitenciario israelí- el problema es grave porque el tratamiento se 
administra a personas que no tienen ninguna libertad de elección".
Los palestinos y los grupos de derechos humanos exigieron una investigación independiente sobre la muerte Jaradat.
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