Un cetáceo de 5,3 metros de longitud y su cría de 3,5 metros vararon
en una playa de Nueva Zelanda en diciembre de 2010. Tras su muerte, los
dos ejemplares fueron catalogados como miembros de la especie
'Mesoplodon grayi' (conocida como zifio de Gray o delfín picudo de
Gray), la que con más frecuencia llega a las costas de este país, uno de
los que cuenta con mayor biodiversidad de cetáceos del mundo.
Sin embargo, los análisis de ADN que se llevaron cabo posteriormente revelaron su verdadera identidad: se trataba de dos ejemplares del animal marino más enigmático y raro del mundo: el zifio de Travers ('Mesoplodon traversii').
El hallazgo supuso toda una sorpresa y una alegría para los
investigadores, que por primera vez han podido examinar un ejemplar
completo de este cetáceo y confirmar que sigue habitando en el Océano
Pacífico Sur. Una muy buena noticia, sobre todo teniendo en cuenta la
gran cantidad de especies que se extinguen cada año en todo el mundo,
muchas antes de ser descubiertas o estudiadas en profundidad por el
hombre. La primera descripción completa de las características de esta
especie se publican esta semana en la revista 'Current Biology'.
Pasan gran parte del tiempo sumergidos
Rochelle Constantine, investigador de la Universidad de Auckland y coautor del estudio, explica a ELMUNDO.es que "desafortunadamente no se realizaron necropsias a los dos ejemplares hallados".
Como se ve en las imágenes, el zifio de Trevars adulto aparece cubierto
de sangre. "En aquel momento, no sabían que se trataba de dos
especímenes tan importantes", afirma.
Este cetáceo es prácticamente un desconocido para la ciencia, pues en
los últimos 140 años ha sido avistado en muy pocas ocasiones. Hasta
ahora, los investigadores sólo habían podido confirmar su existencia
gracias al análisis de los escasos restos óseos hallados de esta especie.
Estos animales pasan gran parte del tiempo sumergidos bajo el agua lo
que, sumado a la gran extensión de su hábitat, hace difícil los
avistamientos. El Océano Pacífico Sur se extiende a lo largo de unos 85
millones de kilómetros cuadrados, una cifra que equivale aproximadamente
al 14% de la superficie terrestre.
Este enorme y poco estudiado océano tiene algunas de las fosas más
profundas del mundo, en cuyas aguas habitan numerosas especies, como los
enigmáticos zifios (miembros de la familia Ziphiidae, de la que hasta
ahora se conocen 21 especies). Literalmente su nombre significa ballena
con nariz de espada. Estos cetáceos tienen dientes (odontocetos) y se
caracterizan por tener un hocico que recuerda al del delfín.
Son, además, unos excelentes buceadores. Se alimentan de calamares y
otras especies marinas que encuentran en abundancia a esas
profundidades. Nueva Zelanda es uno de los lugares del mundo con mayor
diversidad de cetáceos.
Análisis de ADN

Al principio se identificó erróneamente como un zifio de Gray (en la imagen).| New Zealand Government
Cuando estos dos ejemplares (una hembra y su cría, un macho) llegaron
varados a la playa de Opape, donde murieron poco después. Como se hace
habitualmente cuando llega algún cetáceo a la costa, miembros del
Departamento de Conservación de Nueva Zelanda se desplazaron a la zona
para fotografiar los ejemplares, tomar medidas y recoger muestras de tejido.
Inicialmente fueron identificados como delfines picudos de Gray. Sin
embargo, cuando las muestras de tejido fueron analizadas en el
laboratorio descubrieron que en realidad, se trataba del enigmático
zifio de Travers.
Hasta ahora y a lo largo de un periodo de 140 años sólo se habían
encontrado algunos restos óseos de este cetáceo. En 1872 se encontró en
las isla Clatham de Nueva Zelanda un mandíbula con dientes perteneciente
a un macho adulto. Muy cerca, en la isla de White, se encontraron en
los años cincuenta dos cráneos sin mandíbulas mientras en la Isla
Robinson Crusoe de Chile se recogió otro cráneo en 1986.
Para los investigadores que firman este estudio, liderados por
Kirsten Thomson, este hallazgo vuelve a demostrar lo poco que sabemos
sobre los habitantes del océano. Asimismo, también pone de manifiesto la
utilidad de los análisis de ADN para identificar raras especies
marinas. Y es que, según señalan los autores en su artículo, resulta particularmente difícil diferenciar algunas especies de zifios sólo por sus características morfológicas.
Por ello, durante los últimos 20 años, los análisis genéticos se han
ido convirtiendo en una herramienta de gran utilidad para clasificar
especies de cetáceos e identificar animales que todavía no han sido
descubiertos por el hombre.
Según señala Rochelle Constantine, cada año llegan varios cientos de cetáceos varados a las costas de Nueva Zelanda: "Tenemos un archivo de tejidos de 2.000 especímenes de 35 especies de cetáceos", señala a través de un correo electrónico.
La pesca con redes es una de las principales amenazas para muchas
especies marinas, que quedan atrapadas. Los ejemplares más grandes son a
veces atropellados por barcos. Los sónares de los barcos y las
maniobras militares submarinos no suponen un problema en esta zona pues
no se practican con frecuencia en aguas neozelandeas, añade Constantine.
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