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sábado, 29 de septiembre de 2012

Arranca el juicio contra 'El Cuervo'

El Tribunal Vaticano, situado en la plaza de Santa Marta, justo detrás de la basílica de San Pedro, no suele registrar mucho bullicio. Apenas llegan a 30 los juicios que allí se celebran cada año –casi siempre en sábado, porque los jueces de ese tribunal trabajan entre semana en los juzgados italianos-, y casi todos los acusados suelen ser rateros de poca monta que le han robado la cartera a un turista que visitaba el Vaticano.
Pero hoy, ese tribunal acoge un juicio importante, el primer proceso penal de envergadura que se celebra en su sede y que, siguiendo la legislación vaticana, se regirá por un código penal que se remonta a 1889. Se trata del juicio contra 'el cuervo', el mayordomo del Benedicto XVI acusado de haberse aprovechado de su cercanía al Pontífice para robar de su despacho numerosos documentos confidenciales.
Documentos cuyo contenido ha terminado saliendo a la luz pública y revelando corrupción e intrigas en la Santa Sede. La mayoría de los papeles tienen un denominador común: dejan muy mal parado a Tarcisio Bertone, el brazo derecho del Papa en calidad de secretario de Estado vaticano, un cargo equiparable al de primer ministro.

Fuga masiva de secretos de la Santa Sede

Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa, puede ser condenado a una pena de entre seis meses a cuatro años de cárcel que cumpliría en una cárcel italiana (en el Vaticano no existe ninguna prisión) si es declarado culpable de robo agravado, el único delito que por ahora se le imputa.
Los cargos más graves relacionados con la fuga masiva de documentos secretos de la Santa Sede, como por ejemplo el de atentado contra la seguridad del Estado Vaticano, aún no tienen ningún presunto responsable.
La única otra persona que a partir de hoy se sentará en el banquillo junto a Gabriele es Claudio Sciarpelletti, un informático que trabajaba en la Secretaría de Estado vaticana y que está acusado de encubrimiento. Su papel habría sido muy marginal y la pena máxima que le podría caer es de un año de cárcel.
Los expertos vaticinan que el proceso contra el ex mayordomo del Papa será rápido, aunque todo depende de la línea que adopte su abogada defensora, Cristiana Arru. Pero para empezar, las pruebas que pesan contra él ex ayuda de cámara son contundentes: en la casa de Gabriele en el Vaticano se encontró una "cantidad enorme" de fotocopias de documentos del Papa, "decenas de cajas" repletas de papeles, según consta en el auto por el que el juez de instrucción decidió enviar a juicio al mayordomo.
Por si fuera poco, el propio Gabriele ha admitido su culpabilidad en los interrogatorios, asegurando que robó los papeles inspirado "por el Espíritu Santo" para ayudar al Papa en su tarea de hacer limpieza en la Santa Sede.
El Vaticano, qué duda cabe, también tiene interés en que el proceso se cierre con rapidez y se deje de hablar así de un asunto que ha provocado un deterioro enorme de la imagen de la jerarquía católica. De hecho, y probablemente para evitar sufrir más daños, al juicio que comienza hoy asistirán únicamente ocho periodistas, que tienen rigurosamente prohibido grabar imágenes o sonido de lo que ocurra en la sala del tribunal.
Oficialmente el proceso es público, pero para poder asistir al mismo es necesario solicitárselo antes por carta al presidente del tribunal y obtener su permiso. Además, todo apunta a que en caso de condena Gabriele -de 46 años, casado y padre de tres hijos- podría obtener de Benedicto XVI la gracia del indulto.

Hay una veintena más de implicados

El problema es que casi nadie piensa que el 'Vatileaks', como ha sido bautizado este escándalo, se pueda liquidar con el juicio contra el mayordomo. El propio Gabriele ha asegurado que en total eran una veintena las personas implicadas en el Vatileaks.
El Papa puso en marcha en marzo pasado una comisión de investigación al más alto nivel, integrada por tres cardenales y presidida por el español Julián Herranz.
Dicha comisión ya ha concluido sus pesquisas pero sus conclusiones permanecen bajo el secreto, hasta el punto que ni siquiera el Tribunal vaticano que mañana comenzará a juzgar a Gabriele puede solicitar leer su informe final.
Pero el hecho de que entre la comisión de investigación esté integrada por tres veteranos cardenales ha desatado los rumores, convenientemente negados por el Vaticano, respecto a la posibilidad de que un purpurado esté implicado en el 'Vatileaks'.

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