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jueves, 9 de agosto de 2012

Paraguay insinúa cesar compromiso energético con Brasil y Argentina


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Asunción, 9 ago (PL) El aislado gobierno paraguayo, en plena discrepancia con el Mercosur por las sanciones impuestas ante la destitución del presidente Fernando Lugo, insinuó avanzar hacia un posible cese de sus compromisos energéticos con Brasil y Argentina.

El marco para tal planteamiento fue el anuncio de que la hidroeléctrica binacional de Itaipú, administrada junto con Brasil, estableció un record de producción de energía eléctrica y alcanzó los dos millones de millones de MWh desde 1984, fecha de su entrada en funcionamiento.

En el caso de Argentina, los tratados suscritos permiten la operación en forma también binacional de la hidroeléctrica de Yaciretá, situada en los límites de la provincia argentina de Corrientes y el departamento paraguayo de Misiones.

Al acto asistió Francisco Franco, quien ocupa la presidencia de la República tras el desalojo de Lugo del cargo para el cual fue electo, y quien señaló que Paraguay no puede seguir cediendo energía a Argentina y Brasil.

Nosotros no podemos seguir cediendo nuestra energía a Argentina y Brasil, y uso la palabra ceder, porque estamos cediendo, ni siquiera vendiendo, afirmó, en una clara referencia a la inconformidad paraguaya por el precio pagado por el suministro de energía por sus dos países vecinos.

Paraguay utiliza apenas el 14 por ciento de la energía producida, algo relacionado, evidentemente, con el escaso nivel de industrialización de la nación, su histórica preferencia por una economía exportadora de su producción agrícola y falta de adecuadas redes de transmisión.

El lanzamiento de la cuasi amenaza a Brasil y Argentina por parte de Franco incluye, evidentemente, el trasfondo político y pretende ser una suerte de contragolpe por la delicada situación en que se colocó la nación al interrumpir su proceso democrático, acción condenada internacionalmente.

Sin embargo, análisis de sectores de izquierda apuntan también al interés en suministrar grandes cantidades de energía reclamadas como subsidio estatal por el gigante productor canadiense de aluminio Río Tinto Alcan, operación señalada como una entrega de la soberanía energética.

Igualmente, plantean que coincide con el anuncio de la amplia concesión a la transnacional estadounidense Dahava Petróleos para explotar el crudo en el Chaco, lo cual iniciaría de la proliferación de consorcios extranjeros a quienes beneficiaría con la energía compartida ahora con Brasil y Argentina.

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