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jueves, 12 de julio de 2012

Rajoy confirma la desaparición del Estado de bienestar en España

Básicamente se reducen todas las prestaciones por desempleo a los trabajadores desocupados. La reforma de las pasividades se pondrá en marcha con lo cual decenas de miles deberán despedirse de jubilaciones o pensiones dignas. El Impuesto al Valor Agregado, IVA, pasa del 18% al 21%. La “paga extra” de Navidad desaparecer de los beneficios a los trabajadores.

Las primeras reacciones fueron de la prensa

Antes aún que la población en general, los medios de prensa amanecieron con titulares que demuestran, más allá de sus ideologías, lo que editores y periodistas ven en las medidas. “Hachazo brutal”; “Saltaron los cimientos del Estado de bienestar”; “Durísimas medidas, durísimos sacrificios”; son algunos de los títulos para quienes no vieron por la televisión al presidente haciendo los anuncios, algo que los canales no parecen cansarse de repetir.

Mariano Rajoy ha reconocido públicamente que ha incumplido todo su programa electoral, pero alegó que es “lo único” que el Poder Ejecutivo pudo hacer en mitad de la crisis. “Yo soy el primero en estar haciendo lo que no le gusta”, justificó.

Autocalificó sus medidas de “no agradables pero sí imprescindibles”: un corte de 65.000 millones de euros en dos años y medio, cinco veces más del anunciado y criticado recorte que había impuesto su predecesor José Luis Rodríguez Zapatero, en mayo de 2010, recorte al que muchos le atribuyen haber perdido las elecciones.

Pese al derrumbe, el “Estado de bienestar” español mantendrá por supuesto diferencias notorias de comprarársele con el estado de pujanza que viven hoy algunos países, como Uruguay por ejemplo.

La reducción del seguro de paro, significa que a partir del sexto mes desocupado, el trabajador pasará a cobrar el 50% del salario en vez del 60% hasta ahora. Si bien el IVA llegará al 21%, la canasta básica familiar de productos, todos alimentos, mantendrá un 4% de IVA máximo.

Los funcionarios públicos pierden la “paga extra de Navidad”, una suerte de segundo aguinaldo, aunque menor, que percibían.

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