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sábado, 21 de julio de 2012

Bomberos de Madrid: “Al quitar la extra, han traspasado la línea”


La prudencia, el enfado, la energía, la impaciencia y el deseo de que se conozcan las condiciones de su trabajo se mezclan en las voces de los bomberos del parque de Madrid Centro, mientras discuten qué se debe hacer a continuación como señal de protesta. Al final, el sentimiento es unánime: con la supresión de la paga extra de Navidad aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, “se ha traspasado la línea”. Si el jueves se unieron a la gran manifestación de funcionarios, ahora, “no hay marcha atrás”. El daño a sus bolsillos lo toman con filosofía, aunque sea llover sobre mojado, y a pesar de que se les rompan proyectos y les asfixien hipotecas. “Vamos a seguir trabajando como antes, porque somos profesionales”, dicen con rotundidad. Sin embargo, indica Joaquín C., quien prefiere dar solo la inicial de su apellido, como el resto de sus compañeros: “No vamos a transigir más con la falta de medios”. Los bomberos de los distintos parques de Madrid decidirán en una asamblea sindical de fecha aún por decidir, futuras acciones de protesta.

Escasez de personal, vehículos viejos, enchufes rotos, material que deben sujetar de manera artesana... “Ahora [el Consistorio] prefiere incumplir los mínimos con tal de no pagar”, aseguran. La consecuencia es que se tienen que multiplicar, “por culpa de la mala gestión que han hecho”, se indignan. Un paseo por el parque se convierte en un recorrido por desperfectos, la calefacción que no funciona, tacos para nivelar aparatos de gimnasia, un coche que no saben "cómo pasa la ITV", gomaespuma y cinta como recursos de parche por las instalaciones. "Tenemos que comprar nosotros el fairy para lavar los platos porque no lo reponen", se queja José Miguel B.

Los bomberos se apasionan al narrar que cuentan ahora con un compañero menos, y que las salidas de intervención las hacen —a costa de la eficiencia— sin los efectivos reglamentarios. "Si lo pasamos peor haciendo nuestro trabajo, no les importa", dicen refiriéndose a los mandatarios del Ayuntamiento de Madrid. De momento, han sido dos las salidas realizadas hoy; en una de ellas, tuvieron que irrumpir en una vivienda porque un hombre llevaba muerto unos días y avisaron los vecinos. Javier L.,de 28 años, y quien lleva cinco como bombero, recuerda cómo uno de sus compañeros tuvo que ser trasladado a un hospital, después de haber rescatado a un hombre de un pozo que tenía una bolsa de metano. "Arriesgamos nuestras vidas", puntualiza.

A todo esto, se une el hartazgo de que no se les reconozca su labor “desde arriba” y que se agudicen los tópicos sobre la profesión. Por ejemplo, los horarios que siguen —de guardias de 24 horas seguidas con libranzas de dos o cinco días, dependiendo de cada mes— son así “porque benefician a todos”. José Miguel B., de 30 años y cinco como bombero, ha debido pagar más por su seguro de vida porque no tener un horario regular afecta a la salud. Todos asienten: "Nosotros morimos a edad más temprana", repiten. Y relatan sus días de guardia, desde por la mañana a la noche, repartidos entre revisiones de material, de maniobras, de hidrantes, de ejercicios, de reposición de materiales.

Los funcionarios "no son solo los que están en la ventanilla", argumenta Joaquín C. A este bombero le "repatea" la idea de que existen demasiados funcionarios. "Si predicaran con el ejemplo...", José miguel B. se refiere de nuevo a los políticos. Alfredo O. ha dedicado 24 de sus 49 años a la profesión. Él piensa que en España, las decisiones se toman "sin análisis profundo" y que ahora no está garantizado el sueldo ni para aquellos que tienen un trabajo fijo. Desde enero, además, no se les ha pagado el dinero correspondiente a la realización de seis guardias extras, lo que supone 200 euros por mes.

Javier L, vive con su pareja, quien trabaja como administrativa, y a quien "tienen muy amenazada" con un posible despido. Por lo pronto, el recorte a los funcionarios da al traste con su plan de tener un hijo en el futuro inmediato. Además de eso, está el pago de una hipoteca de 600 euros. Él cobra 1.700 euros, 150 menos que el año pasado. Cuando antes ya era difícil permitirse una tarde de cine, cuenta, "ahora es imposible". Las salidas son cada vez más escasas y en la próxima Navidad, advierte, no va a comprar "ni una sola gamba, ni un solo regalo".

Los recortes afectan, sobre todo, "a los más jóvenes", cuenta Joaquín C. Es el caso de José Miguel B. que paga una hipoteca de 800 euros mensuales y gana también 1.700 euros. Su pareja, auxiliar de enfermería, se encuentra en paro.

Los bomberos se van organizando a través de las redes sociales y de WhatsApp. Tras la manifestación de funcionarios del jueves, una carta desde la Subdirección General de Bomberos les avisa de que no pueden hacer uso de su uniforme, casco o materiales fuera de los horarios de servicio, en clara alusión a su participación en la protesta. "Dictadura" y "situación represiva" son palabras que salen en su conversación. Están preocupados por el compañero que fue detenido y temen que haya sido golpeado.

En la manifestación, "se rompieron los gremios", y no hubo diferencias de color político. La clase obrera y la clase media, dicen, son las que están en peligro.

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