Damasco, 9 jun (PL) La violencia en Siria marca hoy nuevos grados en el termómetro social pese a la voluntad expresa de las autoridades de iniciar un diálogo con las fuerzas políticas que se oponen a la intervención extranjera.
Las bandas armadas apoyadas desde el exterior prosiguieron su accionar contra civiles y militares, con el propósito de fomentar la inestabilidad y dar una imagen de caos que justifique los planes de Occidente para intervenir militarmente, al parecer el objetivo final, destacó esta semana la agencia siria de noticias SANA.
Según analistas, muchos países occidentales quieren llevar la crisis a un callejón sin salida para intentar la intervención, lo que expertos en la materia predicen puede pasar en noviembre.
Al respecto de estas tratativas, el enviado de la ONU, Kofi Annan, abogó esta semana por "unir las filas de la comunidad internacional y encontrar una voluntad común para actuar como un solo equipo, ya que las intervenciones individuales no contribuirán a resolver la crisis".
Dijo que hay una escalada en la crisis siria, una escalada en la violencia y un aumento de las violaciones, agregando que el país cada vez más se torna polarizado y radical, y que los vecinos de Siria se sienten más temerosos y preocupados por la posibilidad de que los efectos de la crisis se extiendan hacia ellos.
Sin embargo, al parecer los esfuerzos de algunos actores se vuelcan ahora a la intervención militar y la caída de la administración de Bashar Al-Assad y, en esa dirección, los gobiernos de Estados Unidos, Israel y de naciones europeas de la OTAN, aplican el mismo libreto que utilizaron en Libia, plantean comentaristas.
Las recientes masacres de Houla y al Qubier parecen hechas a la medida de los medios de prensa occidentales, que sin pensarlo presentan al gobierno sirio y a su presidente como los malvados de la película, y le endilgan la paternidad de estas acciones.
Esta semana el representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar Al Jaafari, denunció que las imágenes publicadas por algunos canales satelitales como Al Jazeera y Al Arabiya no son las verdaderas imágenes de las victimas de masacres que tratan de atribuirle a su gobierno.
Curiosamente, las vistas que acompañan muchas noticias sobre Siria son siempre escasas y confusas, no elaboradas por los corresponsales de estas cadenas, sino en general "videos de aficionados", en los cuales no es posible determinar su pertinencia, tomados en su gran mayoría de Internet.
Para comentaristas políticos es evidente que ya hay una realidad virtual, que aunque burda y manipulada, parece será suficiente para justificar una agresión contra Siria con el apoyo de muchos que se dejan engañar por la actual campaña, incluso amigos.
En lo inmediato, el guión avanza, se financia y abastece a las llamadas fuerzas rebeldes, que no son más que opositores descontentos y mercenarios de todo tipo, los mismos que ya operaron en Libia.
El objetivo final, declarado abiertamente por la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, es la destitución de Bashar Al-Assad y su gobierno y su sustitución por un régimen fiel a los intereses de los países occidentales.
Las bandas armadas apoyadas desde el exterior prosiguieron su accionar contra civiles y militares, con el propósito de fomentar la inestabilidad y dar una imagen de caos que justifique los planes de Occidente para intervenir militarmente, al parecer el objetivo final, destacó esta semana la agencia siria de noticias SANA.
Según analistas, muchos países occidentales quieren llevar la crisis a un callejón sin salida para intentar la intervención, lo que expertos en la materia predicen puede pasar en noviembre.
Al respecto de estas tratativas, el enviado de la ONU, Kofi Annan, abogó esta semana por "unir las filas de la comunidad internacional y encontrar una voluntad común para actuar como un solo equipo, ya que las intervenciones individuales no contribuirán a resolver la crisis".
Dijo que hay una escalada en la crisis siria, una escalada en la violencia y un aumento de las violaciones, agregando que el país cada vez más se torna polarizado y radical, y que los vecinos de Siria se sienten más temerosos y preocupados por la posibilidad de que los efectos de la crisis se extiendan hacia ellos.
Sin embargo, al parecer los esfuerzos de algunos actores se vuelcan ahora a la intervención militar y la caída de la administración de Bashar Al-Assad y, en esa dirección, los gobiernos de Estados Unidos, Israel y de naciones europeas de la OTAN, aplican el mismo libreto que utilizaron en Libia, plantean comentaristas.
Las recientes masacres de Houla y al Qubier parecen hechas a la medida de los medios de prensa occidentales, que sin pensarlo presentan al gobierno sirio y a su presidente como los malvados de la película, y le endilgan la paternidad de estas acciones.
Esta semana el representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar Al Jaafari, denunció que las imágenes publicadas por algunos canales satelitales como Al Jazeera y Al Arabiya no son las verdaderas imágenes de las victimas de masacres que tratan de atribuirle a su gobierno.
Curiosamente, las vistas que acompañan muchas noticias sobre Siria son siempre escasas y confusas, no elaboradas por los corresponsales de estas cadenas, sino en general "videos de aficionados", en los cuales no es posible determinar su pertinencia, tomados en su gran mayoría de Internet.
Para comentaristas políticos es evidente que ya hay una realidad virtual, que aunque burda y manipulada, parece será suficiente para justificar una agresión contra Siria con el apoyo de muchos que se dejan engañar por la actual campaña, incluso amigos.
En lo inmediato, el guión avanza, se financia y abastece a las llamadas fuerzas rebeldes, que no son más que opositores descontentos y mercenarios de todo tipo, los mismos que ya operaron en Libia.
El objetivo final, declarado abiertamente por la secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, es la destitución de Bashar Al-Assad y su gobierno y su sustitución por un régimen fiel a los intereses de los países occidentales.
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