Washington, 20 ago (PL) El próximo mes, en el décimo aniversario de los atentados del 11-S en Estados Unidos, podría ser la ultima ocasión que los organizadores de la ceremonia en Nueva York lean los tres mil nombres de las víctimas.
El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, propuso reconsiderar la tradición que dura unas tres horas y según trascendidos incomoda a magnates de algunas cadenas de radio y televisión.
Bloomberg adelantó que prevé enviar una encuesta a cientos de familias para constatar si están de acuerdo en suspender el procedimiento, que -dijo- ya en años anteriores había atraído críticas esporádicas de empresarios y columnistas de prensa.
Tal anuncio fue recibido con desconsuelo por parientes de los fallecidos en el derrumbamiento del World Trade Center o las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, un golpe por el que Washington culpa a la red islámica extremista Al-Qaeda.
"El alcalde debería saber que el gobierno de Israel cada año, en un día especial, lee los nombres de 23 mil judíos ilustres que murieron por la construcción de ese estado. El esfuerzo de Nueva York es mucho menor", comentó Stephan Gerhardt.
A menos de un mes para la conmemoración del martes más negro para Estados Unidos, el presidente Barack Obama aseguró que su país no espera un nuevo ataque masivo en venganza por la muerte de Osama Bin Laden.
De cualquier manera, siempre hay riesgo y los servicios de seguridad están alertas de cara al 10 aniversario de los ataques, afirmó el mandatario en declaraciones a la cadena televisiva CNN.
Según el gobernante, el mayor peligro está hoy relacionado con los llamados "lobos solitarios", es decir, terroristas individuales como Anders Breivik, quien mató a 77 personas en Noruega el pasado 22 de julio.
La nueva estrategia antiterrorista presentada en Washington hace tres meses reconoce, por primera vez, que extremistas podrían reclutar adeptos incluso entre ciudadanos estadounidenses para organizar agresiones masivas.
Por su lado, el congresista Peter King solicitó que se investiguen los contactos entre el gobierno de Obama y cineastas que trabajan en un proyecto fílmico sobre bin Laden, incluyendo el operativo que dio muerte al líder de al-Qaeda en mayo.
El legislador republicano, quien preside la Comisión de Seguridad en la Cámara de Representantes, cuestiona si la Casa Blanca reveló información secreta e hizo peligrar el sistema estructural de las fuerzas militares especiales.
El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, propuso reconsiderar la tradición que dura unas tres horas y según trascendidos incomoda a magnates de algunas cadenas de radio y televisión.
Bloomberg adelantó que prevé enviar una encuesta a cientos de familias para constatar si están de acuerdo en suspender el procedimiento, que -dijo- ya en años anteriores había atraído críticas esporádicas de empresarios y columnistas de prensa.
Tal anuncio fue recibido con desconsuelo por parientes de los fallecidos en el derrumbamiento del World Trade Center o las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, un golpe por el que Washington culpa a la red islámica extremista Al-Qaeda.
"El alcalde debería saber que el gobierno de Israel cada año, en un día especial, lee los nombres de 23 mil judíos ilustres que murieron por la construcción de ese estado. El esfuerzo de Nueva York es mucho menor", comentó Stephan Gerhardt.
A menos de un mes para la conmemoración del martes más negro para Estados Unidos, el presidente Barack Obama aseguró que su país no espera un nuevo ataque masivo en venganza por la muerte de Osama Bin Laden.
De cualquier manera, siempre hay riesgo y los servicios de seguridad están alertas de cara al 10 aniversario de los ataques, afirmó el mandatario en declaraciones a la cadena televisiva CNN.
Según el gobernante, el mayor peligro está hoy relacionado con los llamados "lobos solitarios", es decir, terroristas individuales como Anders Breivik, quien mató a 77 personas en Noruega el pasado 22 de julio.
La nueva estrategia antiterrorista presentada en Washington hace tres meses reconoce, por primera vez, que extremistas podrían reclutar adeptos incluso entre ciudadanos estadounidenses para organizar agresiones masivas.
Por su lado, el congresista Peter King solicitó que se investiguen los contactos entre el gobierno de Obama y cineastas que trabajan en un proyecto fílmico sobre bin Laden, incluyendo el operativo que dio muerte al líder de al-Qaeda en mayo.
El legislador republicano, quien preside la Comisión de Seguridad en la Cámara de Representantes, cuestiona si la Casa Blanca reveló información secreta e hizo peligrar el sistema estructural de las fuerzas militares especiales.
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