"¡Voy a ser el mejor jugador del mundo!", repetía una y otra vez Alexis Sánchez a sus profesores y compañeros de la escuela E-10 de Tocopilla, una pequeña ciudad minera en mitad del desierto de Atacama, a 1.600 kilómetros al norte de la capital, Santiago de Chile. Tenía 10 años y jugaba de puntero, delante de la línea media.
'El Niño Maravilla', ya casi seguro futuro jugador del Barça, el mejor equipo del mundo en la actualidad, corría por aquí y por allí, pasando el balón, metiendo goles. Desde niño estaba en todos los lados. Hoy, contra Perú, hizo un partidazo y trató de colocar a 'La Roja' primera de grupo, aunque sin suerte. Finalmente, fue un autogol de André Carreño, tras un saque de esquina de Estrada, el que dio la victoria a la selección chilena y la colocó primera del Grupo C. Ahora jugará en la próxima ronda contra el segundo del Grupo A.
Primera de grupo
Chile llegó con cuatro puntos y clasificado para la segunda ronda de la Copa América. Si ganaban, jugarían posiblemente contra Brasil. Si perdían, se deberían enfrentar con Argentina. Claudio Borghi, el entrenador de la selección chilena, ya había dejado bien claro que irían a por todas. Aunque las opciones son complicadas, mejor jugar contra los cariocas que contra los locales. Al empatar contra Perú, suma cinco puntos y se coloca primero de grupo.
Borghi se mantuvo fiel a su tradicional esquema 3-4-1-2, gracias al cual es capaz de reorganizar el equipo y dejar a sólo tres hombres en mitad de cancha, para que el resto de jugadores se dediquen a pelear por el tanto. El entrenador ex Colo-Colo guardó a muchas de sus figuras para la siguiente fase. Gonzalo Jara, Arturo Vidal, Pablo Contreras y Claudio Bravo tenían tarjetas amarillas acumuladas. Alexis Sánchez también, aunque jugó, y bien.
Perú, uno de los primeros elencos en instalarse en la segunda ronda, demostró una vez más ser una de las sorpresas de esta Copa América. El equipo de Sergio Markarian, ex entrenador de Universidad de Chile, había empatado contra Uruguay y derrotó a México, al igual que ‘La Roja’. Markarian utilizó dos jugadores un poco más retrasados con respecto al delantero de punta. Ambos se apoyaron en Chiroque para sumarse rápidamente al ataque. No terminaron de acertar.
Autogol a dos minutos del final
Conforme pasaba el tiempo los peruanos pudieron descansar poco a poco del intenso ataque chileno. El choque de estilos entre el conservador esquema de juego del ex entrenador de Universidad de Chile, y el posesivo, y a ratos ofensivo, estilo del ex técnico de Colo Colo, no terminaba de definirse. Unos y otros fallaron ocasiones solos ante las porterías desiertas.
Nada más empezar el segundo tiempo, Jean Beausejour, Humberto Suazo y Jiménez lo intentaron una vez tras otra. Pinto, el portero suplente de Chile, hizo un par de paradones. Beausejour y Giancarlo Carmona casi se pagan, así que el árbitro brasileño, Salvio Fagundes, los expulsó a los dos con roja. El partido se tornaba violento. Chile volvía a atacar en los últimos momentos hasta que un autogol de André Carrillo en la portería peruana daba la victoria al equipo chileno en el minuto 90.
Más de 30.000 seguidores chilenos seguían en el estadio Malvinas Argentinas, nerviosos, la versión número 19 del denominado 'Clásico del Pacífico'. Entre los hinchas se encontraba el ex jugador del Real Madrid, Iván Zamorano. El ex capitán de la "Roja" firmó autógrafos y se tomó fotografías con los forofos chilenos.
La 'Roja' y el elenco 'banda sangre' se habían enfrentado por primera vez en la Copa América en 1935. Entonces ganó Perú por la cuenta mínima, similar al marcador del último en el torneo interamericano de Ecuador 1993. Hasta hoy, ambas selecciones habían ganado seis encuentros cada una y habían empatado otras seis veces.
Mientras, en el país más alargado del mundo, el ministro de Trabajo, Bruno Baranda, había pedido a los trabajadores y a los empresarios que llegaran a un acuerdo para salir antes de la 'pega' y para poder ver con tranquilidad el partido. En Chile nadie ejerció su labor a partir de las 18.00 horas. Las calles permanecieron vacías, los comercios también, los bares y restaurantes no. En los hogares, las parrillas quemaron la carne que animó a los aficionados de La Roja antes de la siguiente ronda.
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