Pocas personas pueden decir que nunca han visto la mítica escena de la película 'Tiburón' en la que la joven que decide bañarse desnuda es engullida por un escualo a medianoche. Sin embargo, lo que pocas personas saben es que cada año mueren más de 100 millones de tiburones a causa de la sobreexplotación pesquera.
Esta terrorífica y errónea percepción que tenemos de los tiburones es con lo que pretenden acabar los responsables de una exposición organizada por la Fundación Cram para la Conservación y Recuperación de los animales marinos que acoge el Real Jardín Botánico de Madrid.
La muestra 'A favor de los tiburones, un mar de esperanza' busca sensibilizar al público a favor de la biodiversidad marina que cada vez está más en peligro. Amenazas como la sobreexplotación pesquera, la pérdida de hábitat y la contaminación marina podrían hacer desaparecer a estas criaturas que habitan la Tierra desde hace más de 400 millones de años.
Diversas amenazas
Una de las cosas más llamativas de esta muestra que ya ha pasado por Bilbao, Sevilla y Barcelona es un vídeo que parodia la escena de la película de Spielberg. Una playa llena de gente bañándose y disfrutando del sol. De repente, todos salen despavoridos del agua y se queda un niño solo. Asumimos que lo que ha desatado el pánico es un tiburón pero no: se trata de una tostadora. A continuación una frase contundente: el año pasado murieron 791 personas a causa de electrocuciones con este aparato contra 4 muertes por ataques de tiburones.
Susana Viñas, una de las encargadas de 'promover' una imagen positiva (y más realista) de estos grandes predadores explica que el problema viene de los humanos: "somos nosotros los depredadores del hábitat y el ecosistema, no el tiburón". Lo ejemplifica bien: "si alguien entrase en nuestra casa, nos defenderíamos", y es lo que hacen estos animales: defienden su entorno frente a las invasiones.
La realidad es que bajo una apariencia imponente, estas criaturas esconden su fragilidad. Otra de las muchas cosas que desconocemos es que la reproducción, es una tarea que les cuesta mucho trabajo. Tienen pocas crías y además, su madurez sexual es bastante tardía. No obstante, y para sorpresa de muchos, el peor enemigo del escualo resulta ser el humano.
Imagen de una de las maquetas de la exposición.| Fundación Cram
Sus aletas, convertidas en todo un icono que erróneamente suele sembrar el pánico, son su condena: se venden a precio de oro en el mercado. Asia es el principal consumidor y España uno de los principales exportadores de aletas. En el continente asiático el kilo de aleta seca puede alcanzar los 500 euros.
Pero este no es el único problema: tras cortarle las aletas al animal, los pescadores se deshacen del cuerpo, arrojándolo al mar donde acaba muriendo en el fondo del océano puesto que al perder sus aletas, ya no puede nadar, queda inmovilizado. Esta terrible práctica es conocida como 'finning'.
Los peligros del 'finning' y la pesca accidental
Los tiburones también son codiciados por el aceite que se extrae de sus cuerpos, muy utilizado en la elaboración de productos cosméticos y naturales (se cree que tiene propiedades curativas). Por contra, en países como Sudáfrica, se han dado casos en los que los humanos alimentan a los tiburones. El problema está en que esto les perjudica ya que corren peligro de convertirse en criaturas domesticadas.
Tiburones muertos.| Fundación Cram
Lo más atractivo de esta exposición en la que también han participado la Fundación Biodiversidad y la Obra Social La Caixa es que hay cuatro maquetas de tiburones confeccionadas a tamaño real. El tiburón toro, el martillo, el tigre y el blanco están a la vista del público que puede fotografiarse junto a ellos y hacerse una idea de sus dimensiones y principales rasgos.
Pese a que a lo largo de los últimos años se han impulsado una serie de medidas para protegerlos como el Plan de Acción para la Protección de los Tiburones del Consejo Europeo, datos como el que aporta la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, según la cuál el 15% de las especies principales de tiburones ya han alcanzado niveles prácticamente indetectables no hacen más que justificar la necesidad de que se organizen este tipo de campañas para sensibilizar a la Sociedad.
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