Beirut, 3 jul (PL) La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) anunció un incremento de sus bombardeos contra zonas libias mientras opositores del gobierno anunciaron un asalto contra la capital, Trípoli.
La OTAN continúa aumentando la presión sobre el gobierno de Gadafi, confirmó el general canadiense Charles Bouchard, escogido como fórmula de compromiso para comandar a las tropas de la alianza atlántica que hace más de tres meses desató un diluvio de fuego sobre zonas civiles libias.
Estadísticas del gobierno del país norafricano cifran en unos 500 los muertos y alrededor de cinco mil los heridos no combatientes alcanzados por las bombas y la artillería de las fuerzas de la OTAN.
El nuevo empuje de la agrupación militar cubre desde las montañas de Nafusa hasta Misurata, esta última escenario de fuertes combates entre los insurgentes y las tropas del gobierno liderado por Gadafi.
Ese esfuerzo extra sigue al polémico envío a mediados de esta semana de armas y vituallas de Francia a los insurgentes, una acción que trasciende el marco de la Resolución 1973 esgrimida por Europa y Estados Unidos para iniciar sus ataques contra áreas bajo control de las fuerzas leales a Gadafi. A pesar de la persistencia y masividad de los bombardeosde de las potencias occidentales y de estimados según los cuales las tropas gubernamentales están disminuidas al 20 por ciento de su capacidad combativa, los insurgentes no han registrado avances sustantivos en el campo de batalla.
Apenas la víspera, la Cumbre de la Unión Africana (UA) en Guinea Ecuatorial, pidió a los jefes de Estado del continente que "ignoren" la orden de captura librada por la Corte Penal Internacional contra Gadafi por considerar que complica los esfuerzos mediadores de la entidad continental.
El presidente de la Comisión de la UA, Jean Ping, fue más lejos y calificó a la Corte Penal de "discriminatoria pues "sólo persigue los crímenes cometidos en Africa (pero) ignora los perpetrados por las potencias occidentales en lugares como Irak, Afganistán y Pakistán".
La OTAN continúa aumentando la presión sobre el gobierno de Gadafi, confirmó el general canadiense Charles Bouchard, escogido como fórmula de compromiso para comandar a las tropas de la alianza atlántica que hace más de tres meses desató un diluvio de fuego sobre zonas civiles libias.
Estadísticas del gobierno del país norafricano cifran en unos 500 los muertos y alrededor de cinco mil los heridos no combatientes alcanzados por las bombas y la artillería de las fuerzas de la OTAN.
El nuevo empuje de la agrupación militar cubre desde las montañas de Nafusa hasta Misurata, esta última escenario de fuertes combates entre los insurgentes y las tropas del gobierno liderado por Gadafi.
Ese esfuerzo extra sigue al polémico envío a mediados de esta semana de armas y vituallas de Francia a los insurgentes, una acción que trasciende el marco de la Resolución 1973 esgrimida por Europa y Estados Unidos para iniciar sus ataques contra áreas bajo control de las fuerzas leales a Gadafi. A pesar de la persistencia y masividad de los bombardeosde de las potencias occidentales y de estimados según los cuales las tropas gubernamentales están disminuidas al 20 por ciento de su capacidad combativa, los insurgentes no han registrado avances sustantivos en el campo de batalla.
Apenas la víspera, la Cumbre de la Unión Africana (UA) en Guinea Ecuatorial, pidió a los jefes de Estado del continente que "ignoren" la orden de captura librada por la Corte Penal Internacional contra Gadafi por considerar que complica los esfuerzos mediadores de la entidad continental.
El presidente de la Comisión de la UA, Jean Ping, fue más lejos y calificó a la Corte Penal de "discriminatoria pues "sólo persigue los crímenes cometidos en Africa (pero) ignora los perpetrados por las potencias occidentales en lugares como Irak, Afganistán y Pakistán".
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