El PRI ha arrasado en las elecciones estatales de este domingo en México. No hay términos medios cuando hay candidatos como el nuevo gobernador del Estado de México que ha ganado a sus contrincantes por más de 30 puntos de diferencia y con más del 60% de los votos. No, no es una sorpresa porque las encuestas habían vaticinado el triunfo abrumador de Eruviel Ávila, pero sí es la confirmación de un cambio de tendencia política que podría propiciar el regreso del PRI a la presidencia de México dentro de un año.
Hay quien entre sus filas, embriagado de éxito, lo daba por hecho este domingo. "No hay duda que el PRI volverá a Los Pinos en 2012 para demostrar que sabe gobernar", proclamaba el coordinador priísta en la Cámara de los Diputados. "En el PRI hay oficio de gobierno y vocación de servicio (...) estamos por encima de oportunismos y frivolidades".
El entusiasmo y el discurso casi de campaña electoral concuerda con la interpretación que se ha dado durante los meses previos a los comicios celebrados este domingo. A pesar de que lo que se elegían eran tres gobernadores y 159 cargos públicos más entre diputados y alcaldes, han despertado el interés nacional porque se consideraban el ensayo, la antesala de las presidenciales de 2012.
El verdadero ganador
De hecho, los analistas políticos mexicanos dan ya como verdadero ganador de esta cita electoral a un político, del PRI también, pero que no se presentaba este domingo a cargo alguno. Es más, la convocatoria supone su salida del que ocupaba, el de gobernador del estado de México. Enrique Peña Nieto deja paso a su compañero de filas Eruviel Ávila y, según todas las previsiones, comienza su carrera para intentar convertirse en el próximo presidente de México.
Antes debe ser declarado candidato y después ganar, pero los sondeos ya le dan favorito en ambos casos. De lo que no hay duda es que la lectura política de los resultados de este domingo no beneficia en absoluto al actual partido en el poder, el PAN, el mismo que consiguió arrebatar la presidencia al PRI hace 11 años. Ni al PRD de Andrés Manuel López Obrador.
Las siglas del presidente Felipe Calderón no han logrado ninguna de las tres gubernaturas en juego y la derrota también se interpreta en México como un golpe para la polémica gestión del mandatario, marcada por la guerra contra el 'narco'. Este fin de semana se sabía que las víctimas de la violencia superan las 6.500 solo en los seis primeros meses de este año.
Los sucesores del presidente
A él no le afectará de cara a los próximos comicios porque la ley mexicana impide su reelección, pero sí podría tener efectos sobre el candidato del PAN a sucederle. Eso aún no está claro: hay nada menos que siete aspirantes en el PAN, tres de ellos ministros, que a partir también de este lunes comenzarán su propia batalla interna.
De momento, a quien fue secretario personal de Calderón y se presentaba como candidato a gobernador del Estado de México, el conservador Luis Felipe Bravo Mena no le ha ido nada bien. Su derrota, con poco más del 10% de los votos, es la más abultada de la cita electoral, su resultado casi roza el ridículo.
Claro que tampoco puede sacar pecho ahora en el PRD Andrés Manuel López Obrador, después de ver perder también a su candidato en el mismo estado, Alejandro Encinas. En clave interna, el resultado le perjudica porque AMLO (como se le conoce en México) se había opuesto y evitado una alianza con el PAN en contra el PRI y ha sido derrotado en las urnas. Y eso no le deja muy bien colocado para pelear con el otro aspirante a candidato de la izquierda en 2012, el alcalde del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Aún habrá que esperar unos meses para ver cómo evoluciona todo eso y un año para ver cómo termina, para comprobar si el 'regreso al futuro' de México lleva a su pasado político. Lo cierto es que este lunes, el único partido con motivos para sonreir en México es el PRI, que mantiene su hegemonía de más de 80 años en los estados de México, Coahuila, Nayarit e Hidalgo.
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